04/12/18.- Soldados, personas en sillas de rueda y largas filas de otros estadounidenses atravesaron la silenciosa Rotonda del Capitolio el martes para ver el féretro de George H.W. Bush y recordar al expresidente, cuyo legado incluyó una victoria militar al otro lado del mundo y una histórica ley que otorgó derechos a los discapacitados. Sully, el perro de servicio de Bush, también estuvo presente.
La gente caminó en fila en el Capitolio en un nublado y frío día para presentar sus respetos al 41er presidente, hijo y padre de personas reconocidas, y recordado por ciudadanos comunes por su buena educación y profunda experiencia.
“Era tan calificado y creo que simplemente era un hombre decente”, dijo Sharon Terry, mientras recorría Washington con sus amigas de un club de jardinería de Indianápolis. Sue Miller, su amiga también formada para ver el ataúd, dijo: “En realidad creo que lo subestimé cuando era presidente. Mi opinión sobre él mejoró cuando vi cómo se comportaba después como un hombre de Estado”.
También la CIA honró a Bush, el único director de la agencia en convertirse en presidente, ya que tres directores y exdirectores de la agencia se contaban entre los asistentes.
Aunque el presidente Donald Trump asistirá al funeral nacional el miércoles, no está entre los panegiristas anunciados por la familia Bush, una lista que incluye al hijo del fallecido presidente, el expresidente George W. Bush.
La relación de Trump con la familia Bush ha sido tensa. El actual presidente se ha burlado del Bush mayor por su llamado de “miles de puntos de luces” al voluntariado, ha cuestionado el legado de su hijo como presidente y derrotado al “bajo en energía” Jeb Bush en las elecciones primarias republicanas para la presidencia. El fallecido Bush dijo que Trump era un “fanfarrón”.
Esos insultos han quedado atrás, pero es la primera vez que un presidente en funciones no habla en la muerte de un presidente fallecido desde que murió Lyndon Johnson en 1973.
Agencias