Rosa Elena González
17/02/16
Encuestas a conveniencia…
Todavía no dan inicio las campañas, bueno, ni siquiera están definidos todos los candidatos a diputados locales y alcaldes de todos los partidos, incluso los que ya los tienen quizá tengan que hacer cambios en algunos municipios y distritos para que les cuadren los números por cuestiones de la paridad, pero ya unos y otros dicen que las encuestas les favorecen.
Comenzó la guerra de las encuestas, partidos y candidatos le apuestan a esos documentos como queriendo convencer al electorado de que es la verdad absoluta, que tal y como lo dicen se darán los escenarios.
La sabiduría popular reza que a quien madruga DIOS le ayuda y seguramente en eso se basan muchos políticos que pretenden ganarle tiempo al tiempo aunque alguien les debe hacer saber que no es lo mismo levantarse temprano que el madruguete electoral, que no se olviden que hay otro dicho en el sentido de que no por mucho madrugar amanece más temprano.
En tiempo electoral todo es válido y para eso se le buscan grietas a las leyes por donde se pueda evadir la aduana legal, nunca faltará quien se preste para representar un show tratando de convencer a propios y extraños de las virtudes de tal o cual personaje.
Las cascadas de comentarios, buenos y malos, caen sobre los que aspiran alcanzar el cielo y ahí es la ganancia, por eso es que aparecen encuestas a conveniencia en las cuales el manipuleo de las mismas es más que notorio, eso es el día a día durante las campañas.
Definitivamente las encuestas reales, bien hechas, son una fotografía del momento, los sondeos de opinión, incluso, son una herramienta para medir las preferencias y son válidas siempre y cuando se realicen con seriedad, responsabilidad, que sean dignas de credibilidad, que arrojen un buen parámetro para visualizar donde se está parado, hacia donde tienen que caminar, y que se pretende lograr por quien las mande pagar.
La verdad es que hay de empresas a empresas de sondeos de opinión, unas con mucha credibilidad y que no están dispuestas arriesgar su prestigio para manipular estudios, sobre todo aquellas que reciben financiamiento internacional para medir la estabilidad de nuestro país, y otras que se venden al mejor postor.
Le avisamos a candidatos, el truco de que sea el mismo encuestador el que grite ante cámaras y micrófonos resultados alegres para beneficiar a quien le contrato ya está muy trillado, es bien sabido que quienes pagan las encuestas son los que siempre salen favorecidos, incluso que los personajes que las contratan, o sus equipos, se encargan de pagar ruedas de prensa, publicaciones, alimentación, hospedaje y transporte de aquel que muestre al mundo las virtudes de un político, le apuestan a ventilar supuestos resultados en días previos a una elección para hacer el efecto ganador, según ellos porque el que pega primero pega dos veces.
Por eso las encuestas patito también abundan, esas se hacen atrás de un escritorio, inventando números sólo para alimentar el ego de quienes quieren que les endulcen el oído o para que otros personajes pretenden engañar a sus jefes dibujándoles un panorama color de rosa, cuando en realidad los focos rojos están a punto de cambiar por negros escenarios y grises porvenires.
Es grave que el sentido de las encuestas se desvirtúe en tiempos electorales, que no falten los personajes que paguen documentos a modo para hacer ruido mediáticamente, incluso que las mismas encuestadoras se prestan para filtrar a los medios resultados maquillados para favorecer a quienes les contrataron.
La verdadera encuesta en un proceso electoral es el día de la elección, ahí es donde el pueblo puede validar los números publicitados o bien dejar en ridículo a quienes se prestaron al juego macabro del manipuleo de datos tratando de confundir al ciudadano.
Ya muchas veces hasta encuestas “serias” han quedado en ridículo, los números que tanto pregonaron no se acercaron ni poquito a los resultados en diferentes elecciones.
Que los partidos y sus abanderados compren encuestas no es privativo de una organización, lo triste es cuando ellos mismos terminan creyéndose sus propias mentiras porque el descalabro es más fuerte cuando los resultados no son los esperados.
Es bueno que se dé una visión clara de la realidad de las cosas, del cómo van hasta hoy las tendencias electorales pero que sean datos bien definidos, certificados y confiables, aunque en realidad los únicos que están al pendiente de las encuestas son los políticos, el pueblo tiene otro tipo de preocupaciones y ocupaciones pero el día de las elecciones avalarán o desmentirán los números cacareados.
En un proceso electoral la última palabra, el último número para validar o invalidar encuestas, para dar triunfos o derrotas, lo tiene el pueblo, los votantes son los que pueden decidir en su momento el rumbo de las cosas.
Eso lo saben siempre los candidatos y por esa razón no se duermen en sus laureles los que toman con seriedad el proceso y luchan por sus objetivos, ellos aprietan el paso, los que no solo harán como que hacen, esperando con ansia que termine su peregrinar para retirarse a sus casas a descansar.
Lo que está en juego en Tamaulipas no es cualquier cosa, es la gubernatura, el Congreso y 43 presidencias municipales, es su futuro, en de sus hijos, su familia, sus vecinos y también el nuestro y usted sabrá que encuesta validar.