Se armó la gorda…
6/09/2018 – “Se armó la gorda”, dijo Timón, el suricato, cuando Pumba, el jabalí, se lanzó contra las hambrientas hienas para defender la voluntad de Simba, hijo de Mufasa.
Las escenas y diálogos son de los dibujos animados que protagonizaron la película El Rey León cuando los seguidores de Simba, Timón y Pumba, pelean para que el rey tuviera el poder absoluto. Y vienen a nuestra mente luego de ver el escandalito que protagonizaron los diputados federales de MORENA, PORFIRIO MUÑOZ LEDO y GERARDO FERNÁNDEZ NOROÑA.
Haciendo una similitud entre los protagonistas de la película infantil, los diputados federales se parece a esa escena de El Rey León y los oportunistas cazadores de poder donde seguro Timón, por lo desvalido, sería el pueblo espectador, Pumba, por los largos colmillos, sería el defensor del presidente, es decir MUÑOZ LEDO, las hienas hambrientas de poder, pero exiliadas, bien podría ser FERNÁNDEZ NOROÑA y, claro, Simba ENRIQUE PEÑA NIETO, que comienza a ceder el poder al nuevo Rey.
Claro que en la cinta infantil se manejaba mucho la inocencia, el amor y triunfa el bien sobre la maldad mientras que con los personajes de la política por lo general es más perversidad que bondad, así que veremos en qué termina la película actual y la que está por comenzar.
Por lo pronto los nuevos inquilinos de San Lázaro acaban de llegar y ya se comenzaron a pelear.
Lo peor es que el asunto fue entre los mismos, moreno vs moreno, uno presidente de la mesa directiva de San Lázaro que casi se siente general de división y el otro diputado rijoso que no entiende que ya no son oposición.
Todo se originó porque GERARDO FERNÁNDEZ NOROÑA quiso cuestionar el Sexto Informe de ENRIQUE PEÑA NIETO, que por cierto vio a distancia porque no le permitieron la entrada, y MUÑOZ LEDO no le cedió la palabra.
El pastor de los diputados federales dijo que no permitiría se citara al presidente solo por señalamientos o inconformidades y, mientras uno y otro alegaban, buena parte de los diputados de pie gritaban y le abonaban al desorden, como dijeran en la película infantil, “se armó la gorda” entre los que querían defender el rey y los que apoyaban al que lo increpaba.
De todo eso llamó la atención que MUÑOZ LEDO dice no permitirá cuestionen al presidente, imagine usted si con esa enjundia «defendió» a ENRIQUE PEÑA NIETO, que no es ni de su partido y no permitió que ninguna voz se escuchara en su contra en la Cámara Baja, aunque fuera de los mismos de su color, ahí les encargo lo que sucederá cuando un diputado del PAN o el PRI después de diciembre quieran hacer un señalamientos contra ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, ni imaginar cómo le va a ir.
Claro que FERNÁNDEZ NOROÑA es un rijoso, que se pelea hasta con su misma sombra, como dijera la vecina, no tiene lado, pero también es verdad que tiene derecho a la manifestación y es menester del presidente de la mesa directiva cederle la palabra aunque fuera por una ocasión.
Esa es la razón por la que FERNÁNDEZ NOROÑA alega que le violentaron su derecho, que MUÑOZ LEDO ni siquiera se ha dado a la tarea de leer los artículos que les dan voz, voto y veto.
Grave el panorama, al ver el escándalo que protagonizaron los diputados federales que recién llegaron se puede visualizar el nivel que traerán, lo peor, que se estará ante un autoritarismo total.
Imagine usted si a un diputado federal que pertenece al mismo partido del absoluto poder le callan de esa manera, ¿qué podrá suceder con el pueblo, con los de a pie que se manifiesten si el Presidente de la República entrante no cumple con lo prometido?
La percepción no es buena, comenzaron a dar mal señal los diputados, no tanto porque le niegan a uno de los suyos expresar su sentir sino porque, al ver que no hay orden en el recinto, el nivel de los diputados, la manera como se comportan, no habrá margen de oposición, se hará lo que el supremo gobierno indique y todos, incluyendo el pueblo, solo le tocará callar y acatar.
En fin, la situación es el escandalito que protagonizaron MANUEL MUÑOZ LEDO y GERARDO FERNÁNDEZ NOROÑA en la Cámara Baja, uno defendiendo a PEÑA NIETO y el otro queriendo cuestionar su administración, más la postura que tomaron muchos diputados en plena sesión, nos recordó el, “se armó la gorda”, de Timón al ver la fiereza con la que el cerdo salvaje peleó para que se hiciera la voluntad de su rey.