21/10/15.- Viajar con la pareja es una de las pruebas más importantes por superar si por lo menos uno de los dos es amante de conocer nuevos horizontes.
He escuchado muchas historias de parejas que parten felices a un viaje y regresan al punto del divorcio o de plano cada quien por su lado.
Para una pareja en etapa de noviazgo es importante (creo yo) que el primer viaje que realicen juntos no sea la luna de miel. Con el perdón de los cuasi-sagrados pensamientos arcaicos y antiguos que ven de mala forma los asuntos relacionados con la intimidad de pareja antes del matrimonio y no hablo yo de relaciones sexuales, no señor.
Hablo de compartir el día a día a manera de ensayo, de convivencia sin descanso, de compartir malhumores, olores, mañas, gustos y demás que sólo afloran cuando se está demasiado tiempo juntos como para no ser tú mismo un par de horas al día.
¿Qué mejor escenario para tan preventivo experimento social que un viaje de pareja? Sin afán de haber encontrado la solución previa a tantísimas catástrofes matrimoniales, sí creo que puede ser una oportunidad para conocerse y de alguna forma evaluarse como compañeros de vida. Además los recuerdos de viaje son de los más duraderos y placenteros de contar.
Dinero. Este es un tema delicado, si son una pareja moderna y el viaje lo pagan ambos, recomiendo una colecta. Antes de iniciar el viaje pongan la misma cantidad de dinero, por ejemplo: 100 dólares. Y usen ese dinero de los dos para pagar actividades en conjunto, taxis, restaurantes, traslados etc. Evitarán el famoso luego hacemos cuentas y todo será más parejo. Cuando se vaya agotando la colecta vuelvan a poner ambos la misma cantidad y listo.