Rafael Loret de Mola
10/06/2018
«La cofradía de la mano caída sigue operando cada vez con mayor descaro».
Puede parecer ingenua la interrogante pero es necesaria plantearla. ¿Para quién trabaja el gobierno? Por una parte durante su discurso inicial al asumir la Primera Magistratura, enrique peña nieto puso en trance a los poderes fácticos, cuyas cabezas visibles estaban frente a él, a través de sus célebres “decisiones presidenciales”; de todas ellas sólo cumplió, en ocho meses de ejercicio, la de mantener firme el timón de la reforma educativa –todavía discutida-, mientras se aprehendía a la nefasta Elba Esther Gordillo a quien no le ha salido un solo defensor ni siquiera de las filas que tanto decía controlar. Los demás, cada día, están más cómodos pese a las ofertas “sociales”, como la fallida “Cruzada contra el Hambre”, que pretendían ser ecuánimes y estabilizadoras. No fue así.
La tal “cruzada” inició en las entidades con mayores conflictos de violencia, las “tierras de nadie” muchas de las cuales resultan inaccesibles hasta para tropas y marines en este mar soterrado, la nueva Atlántida, que es México en donde los segundos tienen jurisdicción hasta en la ciudad de México so pretexto de que deben dragar los lagos de Chapultepec. Resulta ridículo, aunque sea broma lo anterior, este centralismo absurdo que contrae a los marineritos de asfalto mientras nuestras costas son descuidados al grado de que ¡hasta despareció la Isla Bermeja, en el Golfo, para posibilitar que la Unión Americana ampliara sus mares territoriales! ¿Y de esto quien responde? ¿El secretario de Agricultura o el de Reforma Agraria? ¡Por favor!
Ahora resulta que el dirigente del Consejo Coordinador Empresarial –en alguna etapa nacionalista y reacio a las fusiones y prestanombres-, ha iniciado una campaña de presión para evitar que los ricos paguen sus impuestos correspondientes, porcentual y equitativamente, de acuerdo a sus ganancias. Considera que así –el pretexto de siempre- se reducirán los espacios para la inversión y la creación de nuevos empleos, sobre todo ahora que comienzan a sentirse los efectos de la crisis europea –por efecto de la de nuestra derruida “puerta de entrada”, España, cuyos corporativos le hincan el diente a nuestra economía sin el menor pudor-, y la desocupación va en aumento entre los mexicanos acaso con el ánimo de que se traslade aquí el desastre de allende el mar en donde perviven seis millones y medio de desempleados entre los hispanos.
Lo anterior nos pone en jaque y es bastante más que una advertencia. Abaratado al máximo nuestro mercado por efecto de la pésima publicidad que deriva de los enfrentamientos entre mafias –mientras se concentran en varias entidades fallidas las fuerzas públicas, en el norte se disparan los duros ajustes de cuentas entre cárteles asesinos al tiempo que sólo en apariencia se descabeza a los zetas quienes ya tenían listo el reemplazo del “40” por el “42”, evitando el “41” estigmatizado como zona gay desde los tiempos del porfiriato y por efecto del yerno del dictador, Ignacio de la Torre y Mier, aprehendido en flagrancia en un festín de homosexuales –reprimidos entonces- consignándose a cuarenta de ellos y restando uno, precisamente el familiar directo de la “familia real” del oaxaqueño intocable. Si hoy se hiciera una redada semejante –ilegal, por supuesto- algunos se llevarían un susto de altos vuelos. Porque, sin duda, “la cofradía de la mano caída” –en la que se obliga a ciertos políticos a rendir cuentas fálicas como parte del rito de iniciación-, sigue operando cada vez con mayor descaro.
Por las Alcobas
De los “desaparecidos”, más de treinta mil durante el magro régimen anterior, pasamos a los abducidos, esto es quienes no dejan rastro como si hubieran entrado al “triángulo de las Bermudas” o hubieran llegado, de manera soterrada, debajo del agua, claro, a la Isla Bermeja, desaparecida por la Unión Americana para ampliar sus aguas territoriales y “conquistar” con ello, sin el menor diferendo siquiera, nuestras reservas petroleras.
No hay otra explicación cuando en los casos de desaparecidos a quienes se les observa en vídeos –como el caso del antro Heaven del Distrito Federal-, no se dejan rastros; o, peor aún, cuando sin filmes de por medio, seis personas se esfuman en Lagos de Moreno, Jalisco, en el corazón de donde tomó más fuerza la Cristiada, acaso como un aviso de que “la tierra de nadie” se extiende peligrosamente por el territorio nacional. ¿O acaso los sofisticados sistemas de espionaje y los bancos de datos de voces, orgullo de la desaparecida Secretaría de Seguridad Pública, amén de los búnkers que ya nadie utiliza, con millones de pesos de inversión, fueron sólo parte de la opereta calderonista todavía impune? El señor peña ya dejó en la impunidad a su antecesor y sus testaferros para burla de los mexicanos y del propio mandatario en funciones. Seguimos estacionados en el pasado.
Mientras, nada dicen sobre el sistema de esclavitud impuesto a millares de mexicanos como atractivo para invertir en México a pesar de la violencia desatada. El oro y la plata están primero.