2/07/15.-Por sus hermosas haciendas, museos y bosques llenos de luciérnagas, Tlaxcala es una gran opción para pasar el fin de semana.
Ubicado a 90 minutos de la Ciudad de México, el estado más pequeño del país deja siempre con ganas de regresar.
Día 1
Para cargar energía
Desayuna en Apizaco, un diminuto pueblo en el que reina la tranquilidad, pero también los buenos sitios para comer. Para iniciar el viaje: La Escondida, restaurante ubicado en el número 307 de la calle 21 de Marzo, en pleno centro.
Tranquila caminata
A sólo 10 minutos, y pegado a Apizaco, se encuentra Tlaxco, famoso porque en su centro posee una de las iglesias mejores conservadas del estado, la Parroquia de San Agustín de Hipona.
Los retablos, tallados en madera y laminados en oro, se crearon a principios del siglo 18; el resto de la decoración se realizó a mediados del siglo 20. El 28 de agosto, cuando se celebra la fiesta patronal, las calles se llenan de muestras gastronómicas y espectáculos musicales.
Vale la pena recorrer las calles del pueblo, si se te cruza alguna panadería o quesería, no dudes en entrar.
Espectáculo natural
Durante julio y agosto, el bosque de Nanacamilpa se llena de luciérnagas. El acceso está permitido hasta las siete de la noche, se recomienda llegar a esa hora, o un poco antes, cuando todavía hay luz, ya que parte del camino es de terracería.
El avistamiento usualmente se realiza entre las ocho y diez de la noche. La época de reproducción de estos curiosos insectos inicia el 15 de julio.
Día 2
Rico desayuno
Otro de los sitios para tener un delicioso desayuno en Apizaco es Café París, en el número 404 de la Avenida Hidalgo, en la colonia Centro. Los domingos está abierto desde las nueve de la mañana y ofrece un buffet con mixiotes de carnero, chilaquiles, mole poblano con pollo y una gran variedad de jugos.
Por la capital
Alrededor de 30 minutos se hace de Apizaco a Tlaxcala. Ya en la capital se puede conocer el Museo de Arte, ubicado frente a la Plaza de la Constitución.
Fue construido en el siglo 19 y alberga una de las colecciones más valiosas de Tlaxcala: la obra temprana y poco conocida de Frida Kahlo, realizada entre 1923 y 1927.
A unos pasos de la plaza, al norte, se ubica la Capilla del Pocito de Agua Santa. Según la tradición católica, este pozo fue creado por la Virgen María. El interior contiene una pintura sobre lienzo del pintor Ysauro G. Cervantes, que data de 1903.
Agencia Reforma