Un clásico camino oaxaqueño
9/07/15.- El hechizo de esta ciudad recae en sus antiguos edificios, deliciosa comida con un sazón sin igual, y artesanos que en cada esquina demuestran cómo el conocimiento puede transmitirse generación tras generación. Un sinfín de talentos pueblan las adoquinadas calles.
En el centro histórico se alza un gigante. Consentido de locales y viajeros, el antiguo convento y centro de Santo Domingo de Guzmán sorprende con su belleza y monumentalidad.
Construido entre los siglos 16 y 17 por la orden de los dominicos; desempeñó un papel central como espacio de evangelización y de promoción cultural para el territorio oaxaqueño en la época de la Colonia.
El interior también es majestuoso, con 10 capillas, y una bóveda de cañón cubierta por pinturas de santos, ángeles y querubines.
Parte de las instalaciones del ex convento albergan el Museo de las Culturas de Oaxaca, que muestra desde los primeros restos arqueológicos hallados en la región (10 mil a.C.-200 d.C.) hasta diversas muestras de momentos históricos de Oaxaca.
Para recorrerlo es necesario invertir un par de horas. Al terminar la visita, el viajero debe dirigirse a la calle peatonal Macedonio Alcalá, perfecta para hacer alguna compra.
Ahí abundan los artesanos que ofrecen desde sombreros y huipiles, hasta enormes tapetes.
La mayoría se muestran tímidos con el turista, varios de ellos son de origen zapoteco y saben sólo un poco de español. Sin embargo, siempre sonríen, y presumen su trabajo a cualquier interesado.
«Aprendimos nuestro oficio de nuestros padres, y ellos de nuestros abuelos. No importa lo que hagamos, en casi todos los casos conseguimos la materia prima, la pintamos, si es necesario, y ya después la cosemos, hilamos o tejemos para después venir a venderla», cuenta Luis Hernández, artesano de tapetes.
En este andador turísticos también hay bares, cafés y clásicos restaurantes de comida mexicana, como Los Danzantes.
Pero, si el viajero desea probar una buena tlayuda y sentarse en un modesto banco, entonces debe dirigirse hacia el Mercado 20 de Noviembre, ubicado en la calle homónima. Con tan sólo recorrer sus pasillos, se percibe el olor a tasajo, chorizo y tortilla recién hecha.
En la actualidad y durante varios meses, algunas de sus fondas se encuentran en puestos temporales ubicados en calles aledañas al mercado, como la arteria Las Casas. Al merodear por ahí, obligado es probar un chocolate con agua.
Pegado al 20 de noviembre se encuentra el Mercado Benito Juárez, en el que es posible hallar faldas, bordados, alebrijes y los mejores souvenirs gastronómicos: chapulines, quesillo, café, cacao, pan y mezcal.
Hay que agarrar fuerte el monedero, no por falta de seguridad; sino para evitar comprar todo lo que tiene enfrente. Bien dicen que «Oaxaca te llena de cultura, pero te hace perder la cintura».
Poco importa, si nos podemos llevar un pedacito de esta tierra a casa.
Guía práctica
CÓMO LLEGAR
Desde la Ciudad de México, Aeroméxico, Volaris e Interjet ofrecen vuelos a la ciudad de Oaxaca.
Desde Guadalajara, Aeroméxico, Volaris e Interjet ofrecen vuelo a la ciudad de Oaxaca con escala en el DF.
Desde Monterrey, Volaris y VivaAerobus ofrece vuelo directo a la ciudad de Oaxaca.
DÓNDE DORMIR
Hotel Casa Bonita se encuentra a 10 minutos del centro de Oaxaca y destaca por su excelente servicio. Desde 2 mil 600 en ocupación doble por noche.
QUÉ COMER
Mole negro con pollo o mole de chichilo con carne de res.
MÁS INFORMACIÓN
www.oaxaca.travel
www.viveoaxaca.org
www.losdanzantes.com
http://hotelcasabonita.mx
Agencia Reforma