10/12/2016 – En la gobernación de Texas quieren cambiar la ley que rige el trabajo de los 38 electores que representan al estado en el Colegio Electoral Nacional, encargados de representar el voto popular en la elección presidencial.
La rebelión de dos electores en el estado ha motivado un debate local sobre las normas en el proceso. Los líderes tejanos están molestos por esta ruptura de las filas antes de que el Colegio Electoral se reúna el próximo 19 de diciembre. Actualmente la ley en Texas no penaliza a quienes cambian su voto.
Por eso el vicegobernador Dan Patrick, quien fue uno de los pilares de la campaña de Donald Trump en Texas, quiere liderar un esfuerzo por modificar los estatutos locales y penalizar a quienes opten por convertirse en “electores sin fe”, es decir aquellos que cambian su voto.
“Es una cachetada en la cara para toda la gente que votó por Trump en Texas” dijo Patrick en una entrevista. “Merecen tener cada voto electoral del estado, porque acá ganó ampliamente”, agregó.
El gobernador de Texas Greg Abbott avaló la idea de Patrick a través de un mensaje de Twitter, donde dijo “que debe hacerse como parte de los esfuerzos estatales para asegurar la integridad de las elecciones”.
Art Cisneros decidió renunciar a su puesto, ya que según él no podía votar por Trump a conciencia. Mientras Christopher Suprun dijo abiertamente que cambiaría su voto en una columna de opinión en The New York Times.
Desde entonces, Suprun asegura haber recibido todo tipo de amenazas.
Consecuencias
Texas no exige que los electores voten de acuerdo al voto popular del estado. Pero de acuerdo al calendario legislativo local, Patrick sólo podría mover una iniciativa de este tipo en 2017 y por lo tanto no afectará a los actuales electores, a menos que decida imponer una claúsula retroactiva.
Patrick pretende crear una norma que obligue a los electores a votar de acuerdo al candidato que gane los comicios en el estado, aunque no ha especificado qué tipo de penas impondría.
Según las reglas, el nuevo presidente debe contar con al menos 270 votos del colegio electoral. Si en lugar de eso, Trump lograra sólo 269, entonces la Cámara de Representantes -de mayoría republicana- sería la encargada de elegir al nuevo presidente.
Los estados tienen diferentes consecuencias cuando un elector cambia su voto. En Washington, por ejemplo, se impone una multa de $1,000 dólares, pero en Nuevo México es un delito menor por el que se puede ir a la cárcel.
Agencias