Agencias 3/03/15.- El estado de Texas y México comparten más de 2,000 kilómetros de frontera y sostienen un fructífero intercambio comercial, pero en lo diplomático mantienen una tensa relación que esta semana vivió dos nuevos episodios que provocaron el enfado del Gobierno azteca.
Homicidio
El primero ocurrió en Grapevine, un municipio texano cercano a Dallas, cuando un agente de policía disparó al ciudadano mexicano Rubén García Villalpando, que murió. Los hechos ocurrieron tras una breve persecución policial: Villalpando, de 31 años y originario del estado de Durango, detuvo el vehículo, salió con las manos sobre su cabeza y se dirigió al agente, momento en el que éste le disparó, según el video registrado por el coche patrulla. En un espacio de 10 días dos ciudadanos mexicanos fallecieron. Rubén García, de 31 años, fue el último. Aunque el suceso ocurrió el viernes 20 de febrero, no trascendió hasta el pasado martes, cuando la viuda, Martha Angélica Romero, se lo comunicó al cónsul de México en Dallas, José Octavio Tripp. Se trata de la segunda muerte en pocos días de un ciudadano mexicano a manos de la policía estadounidense tras la de Antonio Zambrano Montes, abatido en Pasco (Washington) el pasado 10 de febrero, después de que los agentes le disparasen 17 veces. El abogado de los familiares de Michael Brown llevará también el caso del mexicano abatido por policías.
Ambos iban desarmados
El otro lance que comprometió las relaciones políticas entre Texas y México fue una recomendación emitida por el Departamento de Seguridad Pública (DPS) del estado sureño y dirigida principalmente a los estudiantes universitarios, en la que aconsejaba no viajar al país vecino durante el receso primaveral. La reacción del Gobierno de México no se hizo esperar y su Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) consideró la advertencia una «generalización inaceptable» que «dista de la práctica internacional que de manera responsable deben ejercer los gobiernos». Del mismo modo, el Gobierno mexicano «condenó» la muerte de Villalpando como ya había hecho con la de Zambrano: «son muestra reiterada de un uso de la fuerza letal de modo desproporcionado que conduce a la pérdida innecesaria de vidas, erosionando la confianza que debe existir hacia las autoridades en las comunidades». Los casos ocurridos esta semana se suman a una lista de desencuentros que han comprometido las relaciones entre Texas y México en los últimos meses.
La militarización de la frontera
Al Gobierno mexicano no le gustó la militarización de la frontera que ordenó el ex gobernador texano Rick Perry el año pasado en respuesta a una crisis migratoria, un despliegue de la Guardia Nacional que tenía que durar tres meses pero que se ha prolongado de forma indefinida.