Agencias/17/02/15.- Si alrededor de 50,000 estudiantes texanos adicionales tuvieran la oportunidad de estudiar en las universidades, la mayoría admitiría que eso es algo positivo para nuestro estado. Eso ha ocurrido en Texas durante la pasada década debido al apoyo bipartidista, casi unánime, al proyecto de ley 1403 de la Cámara de Representantes, conocido como Texas Dream Act, que fue convertido en ley por el gobernador Rick Perry en 2001.
Beneficios
Esta legislación reconoce las circunstancias y dificultades de ciertos estudiantes inmigrantes y les ha permitido pagar los mismos costos de matrícula que pagan los residentes legales del estado en vez de tarifas para estudiantes internacionales, que son más caras, siempre que satisfagan los siguientes criterios: que se hayan graduado de una escuela preparatoria en Texas, que hayan vivido en el estado durante al menos tres años y que estén comprometidos con la legalización de su estatus. Tanto legisladores, maestros, líderes empresariales, comunitarios y religiosos comprendieron de inmediato que esto era un enfoque público para eliminar barreras para estudiantes de preparatoria que, en todos los sentidos menos el país de nacimiento, eran texanos. Como autor de esta medida, conté con el apoyo de muchas personas porque esta ley fue una respuesta directa al informe de la Junta de Coordinación de Educación Superior en Texas, titulado “Closing the Gap” (Para cerrar la brecha). Dicho informe constituyó un llamado de alarma para que Texas incrementara significativamente el número de estudiantes universitarios y de graduados debido a la rapidez con que está cambiando la situación en el estado y la creciente demanda de trabajadores bien capacitados.
Un orgullo
Texas puede enorgullecerse de haber liderado al país como el primer estado en apoyar una ley como ésta. En la actualidad, 18 estados han seguido el ejemplo de Texas. Entonces ¿por qué algunos legisladores texanos quieren revocar una ley que funciona? ¿Qué ha cambiado en los últimos 14 años? Sabíamos y sabemos que la mayoría de los chicos traídos a Texas por sus padres se encuentran estudiando en escuelas públicas, donde les enseñan que si te esfuerzas duramente, estudias mucho y obtienes buenos resultados académicos pueden estar bien educados y preparados para el futuro. Entre tanto, esperamos a que se apruebe la reforma integral de inmigración, la cual es la respuesta adecuada para todo esto. Parece inconcebible cerrarles las puertas a estos estudiantes encareciendo increíblemente el costo de los estudios superiores. Si les cobran tarifas internacionales o precios como los que tienen que pagar los estudiantes que no residen en el estado, que suelen ser cuatro veces la cantidad de la matrícula para los estudiantes que son residentes legales de Texas, entonces es muy probable que no puedan estudiar en universidades y se conviertan en una carga para nuestra economía y para nuestra comunidades.