8/11/2016 – Adán Acosta Quiroz, taxista desde hace 20 años, vivió la época de bonanza y ahora atraviesa por la peor crisis para los trabajadores del volante. La ausencia de visitantes a la ciudad, aunado a la falta de empleos remunerados y a que muchas personas han emigrado a otras latitudes, ha generado un duro impacto a la economía de los taxistas, al grado de que más del 50 por ciento de las unidades que prestaban sus servicios, dejó de operar.
Antecedentes
En las épocas de bonanza para los trabajadores del volante, en la ciudad existían más de 30 taxis y “para todos había, eran tiempos muy buenos, en donde nos iba muy bien”, externó Acosta Quiroz, quien a sus 20 años al frente de un auto de alquiler, añora los tiempos idos, que difícilmente volverán. Acosta, como lo conocen compañeros y ciudadanos, recuerda que anteriormente hacían viajes con cierta frecuencia hasta Matamoros, Reynosa y Río Bravo, entre otras ciudades distantes.
Para Reynosa, ejidos y poblados, eran viajes muy comunes, que nos dejaban muy buen dinero, fue una época muy buena, pero ahora el poco trabajo que nos llega, son servicios dentro de la ciudad, externó el trabajador del volante.
Situación precaria
El decano trabajador del volante lamentó que su situación actual sea tan precaria y desalentadora, por lo que ahora sólo esperan que las condiciones económicas del país cambien y con ello su actividad se reactive, si no al cien por ciento, cuando menos que tenga una mejoría.
Agencias