Se acelera el arribo de migrantes a la frontera

22/11/2016 – A lo largo de su ruta hacia México, ninguno sabía realmente cómo pronunciar el nombre de Trump. Los “polleros” le llaman «El Malo» o «El Feo» y le dijeron a los migrantes que más les valía acelerar su cruce hacia el norte antes de que se construya el muro. Los agentes federales de EU que los detuvieron les notificaron que el temido sería el presidente y era un nuevo día en la frontera.

Fenómeno de Trump
“Nos dijeron a todo el grupo que seríamos deportados porque Trump ganó”, dijo Octavio de León, un guatemalteco de 43 años que fue puesto en custodia junto con su hijo mientras cruzaban a Texas, inmediatamente después de la elección. El presidente electo ha prometido cambios mayores en el sistema migratorio de EU en un momento que familias centroamericanas huyen a Estados Unidos en grandes cantidades, escapando de condiciones «de guerra» y pobreza. La Patrulla Fronteriza ha capturado a más migrantes en los últimos tres meses que durante el mismo período en cada uno de los últimos cinco años. Donald Trump ha prometido construir un muro fronterizo imponente y deportar a millones, promesas que hasta el momento sólo han sido esbozadas en términos vagos. Al ganar la elección, Trump podría inadvertidamente hacer que su trabajo sea más difícil. Sus planes se han convertido en un punto de venta para los contrabandistas que le están urgiendo a la gente para que cruce la frontera antes de que se construya el muro, de acuerdo a migrantes y oficiales de Estados Unidos y México. Otros esperaban que Clinton ganara y les ofreciera alguna forma de amnistía, de acuerdo a agentes de la Patrulla Fronteriza.

Desafíos en inmigración
Así que, en las últimas semanas, muchas familias han arribado, por lo que las autoridades estadounidenses anunciaron el pasado fin de semana que van a enviar 150 agentes para reforzar esa parte de la frontera que se encuentra en el Valle del Río Grande. En la frontera, los obstáculos para los planes de Trump parecen desalentadores. Para poder detener, procesar y deportar rápidamente a decenas de miles de personas que arriban cada mes, la administración de Trump tendría que agregar muchos jueces de inmigración y ampliar dramáticamente los centros de detención, que han enfrentado desafíos legales. Un muro podría costar billones de dólares. Algunas personas han recibido con agrado las medidas estrictas de Trump. Muchos agentes de la Patrulla Fronteriza estaban molestos por la medida que se adoptó “de atrapar y liberar” al flujo de centroamericanos. Para ellos, la victoria de Trump les ha levantado la moral, como si hubieran tomado un Red Bull. “Vamos a poder hacer nuevamente nuestro trabajo”, comentó Chris Cabrera, agente de la Patrulla Fronteriza y portavoz de su sindicato, que apoyó la campaña presidencial de Trump. “Nos hemos convertido en una agencia de detenciones”, dijo. “Ya no estamos aplicando la ley. Estamos haciendo el trabajo de un carcelero y en algunas ocasiones de niñera”. Sin embargo, algunos analistas, abogados y funcionarios electos de ambos lados de la frontera aseguran que éste es un lugar que siempre ha desafiado los arreglos fáciles y las barreras costosas.

Más de Centroamérica.
Lo que usualmente se ha perdido en el debate acerca del control fronterizo es el cambio dramático respecto a quién está tratando de migrar. El número de mexicanos que fueron atrapados tratando de cruzar ilegalmente ha estado disminuyendo -de más de 400 mil durante el año fiscal del 2010 a unos 177 mil en este año. Sin embargo, el número de migrantes de El Salvador, Honduras y Guatemala, que están plagados por la violencia, se ha cuadruplicado en el mismo período, a casi 179 mil. Muchos centroamericanos ya no tratan de ingresar al amparo de la oscuridad, son llevados por los contrabandistas hasta la orilla del río Grande y han cruzado a plena luz del día para entregarse voluntariamente a la Patrulla Fronteriza. Eso se debe a que la mayoría de los migrantes están solicitando algún tipo de asilo y por lo tanto, tienen el derecho de comparecer ante un juez de inmigración para defender su caso, en lugar de ser deportados rápidamente. Sin embargo, usualmente ese proceso toma meses, si no es que años, para que las cortes, que tienen trabajo rezagado, determinen si los que buscan asilo enfrentan peligro en su país y merecen protección.

Centro de detención
Mientras tanto, la mayoría de los migrantes son liberados de los centros de detención después de unos cuantos días. Usualmente, no comparecen ante la Corte en la fecha señalada. De las 20 mil familias, cuyo procedimiento legal terminó con órdenes de deportación entre julio del 2004 y agosto de este año, el 85 por ciento no se presentó ante la Corte, generando una percepción de que los migrantes están jugando con el sistema y pretenden permanecer ilegalmente en el país.

Agencias

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