24/10/2018 – Dallas.- La muerte de Raúl Ortega, el migrante zacatecano que pereció después de que una estructura en la que trabajaba como obrero en West Dallas se viniera abajo, se suma a las 14 fatalidades registradas en Dallas desde comienzos de 2017 y a las más de 200 en todo Texas, que hacen del estado el más mortífero para trabajadores de la construcción.
Accidentes documentados
De acuerdo con un análisis de medios sobre los datos del departamento de Administración de Seguridad y Salud Ocupacional, (OSHA), desde el comienzo del año fiscal 2009, 55 trabajadores han muerto sólo en Dallas y más de 1,200 en todo el estado. Los accidentes documentados por OSHA incluyen desde caídas de escaleras y árboles, hasta electrocuciones, pasando por aplastamiento por grúas y agotamiento por calor. La mayoría de las víctimas es hispana. “Ser obrero es una de las ocupaciones más difíciles, más peligrosas y con muy pocos beneficios”, dijo Jason Cato, director en Dallas del Proyecto de Defensa Laboral.
Condiciones
“Los obreros tienen que trabajar a grandes alturas, a temperaturas extremas y por eso en la industria hay una alta tasa de lesiones y fatalidades”, agregó Cato. “Muchos de los trabajadores que vienen a nuestra organización son indocumentados y han sido explotados por sus empleadores bajo la amenaza de ser reportados a ICE (Agencia de Control Migratorio)”, añadió. En 2017, su organización publicó el informe “Build a Better South” que examina las condiciones de empleo de 1,435 trabajadores de la construcción en seis grandes ciudades del sur de Estados Unidos, incluyendo Dallas.
Hallazgos
Entre los hallazgos principales se menciona una alta tasa de lesiones y muertes, falta de entrenamiento en temas de seguridad, ausencia de beneficios de salud como días pagados por enfermedad y tiempo libre, y robo de salarios. Otro factor preocupante para los analistas de la industria es que hay un alto índice en la clasificación errónea de los contratos de estos obreros: muchos son designados como trabajadores independientes para no recibir prestaciones, pero en realidad trabajan más que los empleados de planta.
Entrenamiento
“Hay trabajadores que no reciben cascos, guantes o arneses, ni el mínimo entrenamiento requerido por ley que es el OSHA 10″, agregó Cato, cuya organización ayuda a los trabajadores a recuperar salarios, navegar el sistema de compensación e incluso refiere casos a abogados laborales si es necesario. El entrenamiento de 10 horas de OSHA está diseñado para capacitar a los obreros y empleadores en el reconocimiento, reducción y la prevención de riesgos de seguridad y salud en los lugares de trabajo. Es una capacitación estándar en la industria que usa casos reales de peligro en el aula y también enseña cómo presentar quejas ante OSHA.
Agencias