13/02/15.- Para poder realizar actividades de captura en el mar se requieren de 220 litros por lancha, lo que hace incosteable la pesca, por el bajo rendimiento que se logra capturar de huachinango, cazón, negrillas, tiburón y medregal, entre las especies más comunes.
Baja producción
Juan Ángel Hernández Vega, socio de la sociedad cooperativa de producción pesquera Punta de Piedra, dio a conocer que la situación es difícil para todos los pescadores, citando que para hacer un recorrido en laguna para sacar el camarón que se encuentra en las charangas se requiere abastecer de 70 litros de gasolina la lancha, indicando que durante el norte de hace cinco días, solamente logró recolectar 30 kilogramos de crustáceo.
Abastecimiento
En plática con integrantes de la sociedad pesquera de solidaridad social “Revolución y Progreso Social” con sede en el poblado “El Barrancón del Tío Blas”, señalaron que es preferible para los pescadores ribereños adquirir el carburante en la comunidad en la cercanía al vaso lacustre, en virtud a que es más costoso en dinero, en tiempo y en riesgo, trasladarse hasta una gasolinera, por lo que suelen surtirse en donde más cerca pueden. Opinan que es básicamente lo mismo, “la diferencia es que si bien comprándola en estaciones de servicio nos costaría más barato, pero el salir por el carburante cada vez que lo necesitamos, aumentaría el monto, así que buscamos ahorrar tiempo más que nada”.
Alza en costos
Asimismo se estableció que la escasa producción ha incrementado el precio del camarón coctelero, el que oscila entre 190 o 200 pesos, cuando en tiempos de captura baja hasta 100 pesos el kilogramo. El precio del kilogramo de camarón seco tiene un costo de 160 pesos, debido a que para su procesamiento sólo se requiere de salarlo, en cambio para al coctelero se necesita el pago de despique de 15 pesos por kilogramo.
Esperanza
Los pescadores de acuerdo a lo informado por Hernández Vega, confían que durante el mes entrante las condiciones les sean más favorables al calentarse el agua de la laguna y se puedan obtener capturas que vengan a fortalecer la devastada economía del sector pesquero ribereño, que por el momento atraviesa una temporada crítica, como sucede durante la temporada invernal y en periodos de veda. Estiman que dado al bajo flujo y reflujo de las aguas se dificulta la captura, pero no cesan de buscar con la esperanza de encontrar “un banco” de especies de escama, de camarón o de jaiba. “Casi nada más sacamos para sobrevivir, ya sea aprovechando el producto para consumos en nuestros hogares, dejando un poco para vender o de plano canalizar todo para venta y con la ganancia adquirir otro tipo de comestibles”.
Javier Manilla/El Bravo