ORBE

Ma. Teresa Medina

16/12/16

De Tamaulipas y del 2016 que expira

Paralelo a la violencia que la sigue sacudiendo, Tamaulipas es una entidad que a lo largo de este año sufrió cualquier número de embates publicitarios.
Los llamados “próceres” del PRI, PAN, Morena, PRD y del resto de los también conocidos en calidad de institutos políticos visitaron el estado sin haber dejado un mensaje serio y propositivo, salvo que todos (nada creativos) invitaban a la ciudadanía a que votara por su respectivo candidato.
En esa saga que concluyó el 5 de junio con el triunfo de Francisco García Cabeza de Vaca, conquistando la gubernatura después de que el PRI la ocupara por 86 años, intervinieron personajes diversos.
Todos ellos asumieron una postura poco o nada conciliadora. Eso sí, muy dramática, ya que lo primero difícilmente se les da.
En todo caso se asomaron sólo a disputar el negocio político, absolutizando sus mensajes.
Mediante una pasarela que por momentos resaltaba visos de violencia, alternados con facetas cómicas y bufonescas donde todos los aspirantes a suceder a Egidio Torre Cantú se lanzaban acusaciones sin mayor valor probatorio, concluyó una elección histórica y, como pocas veces, llena de expectativas por un cambio cuya rueda gigante empezó ya a moverse lentamente a través de lodazales.
Entre paréntesis, lo menos que todos podemos hacer es contribuir, en la medida de nuestras posibilidades, a que el actual Gobierno estatal cumpla sus metas, sin estorbos y fundamentalismos que suelen originar que la política se degrade a una Torre de Babel, y acabemos peor que antes, convertidos no en “homo sapiens”, que es mucho pedir, sino en “humanos demens”.
Así entonces, las presencias (más disuasivas que persuasivas) de Manlio Fabio Beltrones y César Camacho por el PRI, más las de Ricardo Anaya y Roberto Gil Zuarth del PAN, realmente nunca definieron los resultados electorales.
Fue la sociedad tamaulipeca la que desbordó los sentimientos del cambio, cuyas luces tardaron demasiado tiempo en aparecer quizá por la nobleza y exagerada paciencia de no enjuiciar -a través de las urnas- a un sistema negado a erradicar los ciclos trágicos, pese a sus promesas de ofrecer alternativas en las que cada vez menos creyeron como en la capacidad de reorganizar a la sociedad.
Los colores partidistas poco importaron. La realidad se impuso. Y Cabeza de Vaca ofrecía tenazmente combatir esa dimensión oscura que ya no sólo preocupaba a la gente sino que, además de la violencia fatal, está dañando seriamente la salud física y mental de miles de individuos consternados por el mal.
Sin sospecharlo, la mayoría de los candidatos, incluyendo desde luego a Baltazar Hinojosa Ochoa y Gustavo Cárdenas Gutiérrez, fortalecieron la figura del ahora Gobernador.
Las descalificaciones enfocadas directamente a su persona le abrían de par en par las puertas de Palacio de Gobierno, perfilándose como el vencedor de una contienda democrática que el priísmo no podía procesar, obstinado a que el estado era un bastión tricolor casi inexpugnable.
Y si bien es cierto la suma total de votos que arrojó la jornada electoral no fue de una diferencia abismal, los 721 mil sufragios del reynosense contra los casi 500 mil del matamorense ofrecieron un escenario inédito pero bastante previsible por el hartazgo social.
La proyección para el 2018 quizá ya no sea tan espectacular para el nuevo partido en el poder. Sin embargo, la lápida sobre la que se inscribió la derrota del 2016 (con letras grandes de incredulidad y desprestigio) seguirá ahí, inamovible.
Sobre todo para quienes piensen que la resurrección política puede ser un milagro que se dé en estos días de hombres y mujeres de poca fe.
Mucho menos cuando ya parece consigna no de cualquier poderoso de temporada, sino de un pueblo que continuará cobrando afrentas que no alcanzaron a saldarse el 5 de junio.

LA UAT EN VENEZUELA Y COLOMBIA
Punto y aparte de los complejos temas políticos, destaca la noticia de que la Universidad Autónoma de Tamaulipas realizará con la Universidad de Zulia de Venezuela y la Universidad Simón Bolívar de Colombia, un proyecto que replique en una zona común de ambos países un modelo de desarrollo económico diseñado por la UAT y aplicado en El Mante. La propuesta de las universidades sudamericanas la confirmó Francisco García Fernández, coordinador de Investigación de la Facultad de Comercio Victoria, precisando que el proyecto se desprende de la vinculación de la UAT con la Universidad de Zulia.
¡Feliz fin de semana!

Share Button