ORBE

Ma. Teresa Medina

4/11/16

El miércoles, en entrevista con Carlos Loret de Mola, el titular de Hacienda, José Antonio Meade, rechazó rotundamente que el Gobierno federal rescate las depauperadas finanzas de Veracruz.
O sea que la entidad veracruzana deberá rascarse con sus propias uñas, a pesar de que su próxima administración es totalmente ajena a la devastación provocada por la satrapía que encabezó Javier Duarte.
Un gobernador con licencia del que todo mundo sospecha no pueda ser localizado y aprehendido por las autoridades policiales que dicen buscarlo afanosamente.
Y por cuya expoliación perpetrada con todo descaro al patrimonio del vecino estado, el presidente Enrique Peña Nieto tuvo que llamar de urgencia, ese mismo día por la tarde, al gobernador electo Miguel Ángel Yunes, para ofrecerle su pleno respaldo a efecto de poner remedio a la situación caótica que sufren los veracruzanos y sus más de 200 alcaldías.
Lo que llama la atención no es tanto que el secretario de Hacienda primero exprese un rotundo no a rescatar al Gobierno del Estado, para una horas más tarde, su jefe, el Presidente de la República lo contradiga, aunque sin utilizar la palabra “rescate” (término muy satanizado en pasados sexenios) pero matizando la negativa inicial e instruyendo al secretario de Gobernación (y al propio Meade) para tratar (se entiende resolver) los asuntos más importantes que requiere esa entidad.
En todo caso, lo que alarmó al inquilino de Los Pinos tiene que ver con el mensaje que Yunes trascendió, y en cuyo contenido se niega a iniciar un proceso de transición bajo las deplorables condiciones en que se encuentra el gobierno estatal.
Aduciendo -con justa razón- que estaría incumpliendo con la ley, pues evidentemente no sólo estaría gobernando sobre ruinas, sino que tendría que hacerle frente a todas las demandas de recursos públicos que reclaman la mayoría de los alcaldes y la universidad pública.
Las consecuencias que acarrearían la advertencia de este gobernador electo de extracción panista serían gravísimas para el Gobierno de la República, principalmente en el contexto político, sin soslayar que otros gobiernos estatales del PAN ejerzan mayores y tremendas presiones, desatando una rabia ciudadana que se reflejaría en la elección presidencial de 2018, donde casi se da por hecho que el PRI pagará en las urnas, y sin remedio, los atracos de sus gobernadores.
Otra bomba a punto de estallar es la de Chihuahua, anunciada desde hace tiempo por su nuevo mandatario, Javier Corral, también militante del PAN, enfrentando no sólo un déficit de 7 mil 200 millones de pesos y un parque vehicular de mil doscientas unidades paradas por falta de gasolina.
Lo peor es la impagable deuda heredada por César Duarte calculada en 50 mil millones de pesos, por la que Corral advierte no negociará impunidad a cambio de ayuda de la Federación.
El temor de la sociedad es que, ante toda esta catástrofe, los nuevos gobernadores decidan negociar, pese a que lo nieguen públicamente, con la Presidencia de la República en manos del PRI.
Evitando una regeneración profunda en la actividad política, así estallaran otras bombas financieras como la que igual se ve venir en Quintana Roo gobernada por Roberto Borge.
Algunos dicen que esta infección que carcome al país es tan grande, que no hay manera de detenerla, quedando los “arreglos” por encima de la ley.
De manera que las promesas de los nuevos doce gobernadores, siete de ellos panistas, de purificar sus respectivas administraciones podrían quedar sólo en buenas intenciones, eludiendo el encarcelamiento en favor de los ex mandatarios y de cientos de ex funcionarios enriquecidos al amparo de la corrupción.
Sin embargo, el que todos estos saqueadores tomen el atajo de salirse con la suya sería un error que continuaría pagando el pueblo con pobreza y violencia, pues las mismas camarillas corruptas enquistadas en el poder detonarían una bomba mayor: la multiplicación de la violencia.
Un fenómeno que los corruptos no creen que suceda por la mansedumbre y desorganización ciudadana, sumada a la dispersión democrática. Amenaza que ya nadie está tan seguro que no estalle al paso que vamos.

RECONOCEN EXCELENCIA MÉDICA EN LA UAT
Los modernos enfoques teóricos y la práctica profesional siguen siendo el eje central de la UAT bajo la rectoría de Enrique Etienne Pérez del Río, sobresaliendo importantes resultados como el alto nivel de excelencia de los recién egresados de la carrera de Médico Cirujano en Matamoros, reconocidos en el Examen Nacional para Aspirantes a Residencias Médicas (ENARM) de la Secretaría de Salud.
¡Feliz fin de semana!

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