Ma. Teresa Medina Marroquín
23/09/16
Egidio y Francisco, a aclarar el tema de la deuda
Ahora que las deudas públicas, al menos las que atañen a los estados, están bajo la lupa de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) como de la PGR, esencialmente sujetas al juicio ciudadano, y coinciden con el sexto informe de gobierno de Egidio Torre Cantú, vale la pena abordar el tema.
Para quienes desconocemos la complejidad financiera, las deudas son, a priori, una infausta y pesadísima losa para la sociedad en su conjunto.
Algo así como un apocalipsis financiero.
Esa es la percepción. Y difícilmente la gente podrá ser persuadida de lo contrario.
Contexto general originado por una suma indeterminada de empréstitos suscritos, en la mayoría de los casos, en forma irresponsable por diversos mandatarios estatales.
Surgiendo tantos movimientos turbios que presumiblemente exhiben la comisión de delitos como peculado y daño patrimonial, hasta el ejercicio indebido de funciones.
Evidentemente las reacciones que asumen ante las fiscalías estos supuestos delincuentes siempre tienen una respuesta:
“¡Niego haber cometido delito alguno!”
Hoy trasciende que Tamaulipas quedaría con una deuda que oscilaría entre los 12 y 15 mil millones de pesos, producto de los déficits que enfrentó el ingeniero Torre Cantú a lo largo de su administración.
No es ése, sin embargo, el problema central, dado que las deudas siempre aparecerán en los balances financieros, incluso en importantes empresas del sector privado, cubriendo en el caso de los gobiernos, la falta de recursos para obras y desarrollo social.
Partiendo de una realidad que impone invariablemente la falta de recursos financieros para hacer frente a los compromisos, y añadiéndole el rumor de que el gobernador electo Francisco García Cabeza de Vaca afirmó que la deuda heredada a su administración alcanzaría los 17 mil millones de pesos, también presuntamente desmentida por el propio Egidio Torre Cantú de que “ni remotamente la deuda es de 20 mil millones”, el punto relevante es saber con exactitud no sólo el monto sino su aplicación.
Al margen de un balance positivo reflejado en la claridad de logros que abren para Tamaulipas mayores fortalezas, y la sinceridad de Torre al reconocer que ciertamente no se alcanzaron los resultados que merecen los tamaulipecos, precisando que “la seguridad es una tarea de todos los días, de todas las horas”, el dato económico parece adquirir una relevancia cada vez mayor, sobre todo cuando se acerca la toma de posesión del nuevo gobernador.
En otras palabras, si las deudas contraídas por el gobierno consiguieron elevar la calidad de vida de la población, enhorabuena, y más si a esto se le suma que el poder social de la gente se niveló con el poder político que en otros casos y experiencias suelen convertirse en grandes tribulaciones para la sociedad.
Lamentablemente en varios gobiernos, que se sospecha son muchos, las deudas no sólo expanden esa brecha entre la pobreza y la riqueza, igual producen sexenios con gente repentinamente adinerada a la que nada le interesó haber confeccionado políticas sociales humanizadoras.
Negando, desde luego, que las masas salgan de la miseria y del hambre, y claro, de su ignorancia al carecer de una educación superior que les abra la posibilidad de vivir con una dignidad que siempre se les obstaculiza.
¿Es grave o no?
A todo esto, las declaraciones que dio Egidio en la víspera de su último informe también ofrecen un alto nivel de probidad como de coincidencias, si nos remitimos a los números presentados por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y la Auditoría Superior de la Federación.
Me refiero a que la deuda que dejará “no es grave” y que “las finanzas del estado han mejorado”, pero sobre todo a que el pasivo de Tamaulipas no figura entre ese 60% de adeudos que mayoritariamente concentran entidades como Veracruz, Chihuahua y Quintana Roo, de un total de 177 mil 789 millones de pesos, que tiene a sus gobernadores salientes en medio de una pugna política y gravísimas acusaciones judiciales.
Lo que nos lleva a suponer (aunque a estas alturas el prorrateo de cifras no es lo ideal) a que el restante 40% de los nueve gobiernos que también concluyen su mandato les correspondería heredar, en promedio, una deuda cercana a los 12 mil millones de pesos, incluido Tamaulipas. De lo demás, de la opacidad de información y rendición de cuentas, más temprano que tarde se conocerán los datos, y los responsables tendrán que dar la cara.
¡Feliz fin de semana!
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