Nuestros Columnistas Locales
ORBE
Ma. Teresa Medina
16/09/16
No hay nada que festejar
206 años de independencia y una crisis convertida en infierno de todos, excepto de conservadores que celebran a un presidente de la república ajeno a las penas e infortunios del pueblo.
Anoche un «grito» y hoy un desfile que en todo caso evidencian furias sociales retroalimentadas por un mandatario que no ve ni escucha y menos atiende.
¿Qué diablos festeja México?
¿“Razones” que justifiquen tiempos infaustos de violencia y peculado sin límite e injusticia infinita?
El fenómeno radica sin mayores explicaciones en la desvergüenza de quienes gobiernan y sus alarmantes índices de aparente inconsciencia frente a la descalificación nacional.
Los datos duros que reflejan el reclamo popular ni siquiera han sido capaces de mover a una reflexión política, menos a encarar al mal, pues de lo que se trata es continuar con el teatro político hasta donde se pueda.
Es decir, hasta donde pueda obtenerse el último peso convertido a dólar, del saqueo inmisericorde.
Después, cuál es el problema, aparecerán los abogados, los litigios, los gruesos expedientes y los tribunales que tampoco condenarán ejemplarmente el brutal desmantelamiento nacional, porque las leyes son tan complejas y elásticas para absolver al más maldito.
Si la gente se queja de que el presidente Enrique Peña Nieto no tiene la firmeza para conducir con claridad y valentía al país, permítanme decirles que la queja continuará, porque el señor seguirá atendiendo todos los asuntos de interés personal.
Esto es, sus negocios y su futuro personal y familiar y de su grupo de poder.
México seguirá siendo, cada vez más, un país de episodios interminables de protestas, de marchas, de críticas y de injusticias hacia millones de individuos despojados por las instituciones oficiales que se mofan de estar sirviendo a los mexicanos.
En ese sentido, el eventual triunfo electoral de Donald Trump en Estados Unidos es seguramente el gran temor de la mayoría de los grupos políticos que gobiernan al país.
La radicalidad del magnate (independiente de sus locuras y racismos) pondrá completamente al descubierto y en jaque la complicidad de los actuales gobiernos de aquí y de allá, principalmente en los temas de droga y violencia.
Por otro lado, no basta el despido de Luis Videgaray a la titularidad de Hacienda, como si eso fuera a fortalecer al peso mexicano frente al dólar, y como si los terribles efectos de la devaluación a la economía de las familias desaparecieran.
Tampoco las renuncias de algunos funcionarios federales serán suficientes mientras no respondan por el enorme daño social perpetrado a la sociedad.
Ningún movimiento en las esferas del poder será verdaderamente suficiente, mientras el oráculo ciudadano responda que todo forma parte de una gran comedia.
SNTE, SIN DIVISIONISMO
Pasando a otros temas, la Sección 30 del SNTE, pese a lo que se diga, no caerá en el divisionismo por motivo del proceso que elegirá a su nuevo Secretario General, previsto a finales de este mes.
Rafael Méndez Salas hizo este anuncio y reiteró que no habrá línea para nadie y que los delegados que asistirán al congreso estatal son quienes designarán, en un ambiente de libertad democrática, al nuevo dirigente de la Sección 30.
Precisó el también diputado federal con licencia que tampoco habrá “mano negra” en el referido proceso eleccionario, considerando que los maestros cuentan con plena madurez de lo que significa el cambio en la dirigencia estatal.
GABINETE PRESIONADO
A partir del 1 de octubre las áreas más presionadas del gobierno que encabezará Francisco García Cabeza de Vaca serán las secretarías de Finanzas, General de Gobierno, Sedesol, Obras Públicas, Salud, Educación y Desarrollo Económico. En ese orden, Arturo Soto Alemán, César Verástegui Ostos, Gerardo Peña Flores, Reynaldo Garza Gómez, Mario Cantú Salinas, Mario Leal Rodríguez y Jorge Almanza Armas, estarán sometidos a complejas tareas, incluyendo al titular de Seguridad Pública, quien resolvería el más grande compromiso del gobernador electo: devolver la tranquilidad de los tamaulipecos.
¡Feliz fin de semana!