Nuestros Columnistas Locales
ORBE
Ma. Teresa Medina
5/09/16
¿Ya cambió la prioridad del nuevo Gobernador?
Los mal llamados políticos de este país, de la ideología, preferencia sexual o hasta de la religión que sean, ¿de qué son capaces o de qué no son capaces?
Advierto que me refiero a su imparable labor negativa, torcida y destructiva, desde luego.
Desde el miércoles y todo el fin de semana pasados, la nota con la que los medios atormentaron a todo el país fue el duelo circense sostenido entre copetes.
Uno naturalito azabache y otro estrafalario rubio peluquín, casi alcanzados por el uso excesivo de las libertades de expresión (según dijeron) de Nicolás Alvarado, discriminando al Divo de Juárez “como uno de los letristas más torpes y chambones”, irritado también el ahora ex director de Tv UNAM por sus lentejuelas, “no por jotas sino por nacas”.
Y asimismo por el fallecimiento del propio Juan Gabriel, cuya noticia igual fue capitalizada por el grupo en el poder para distraer, qué importa por unos cuantos días (o por todos los que alcancen), la terrible crisis moral que avasalla a todo México.
Ya no digo sólo el gasolinazo, sino el pleito interminable con la CNTE, el semisepulto PRI, la ominosa inseguridad, la insufrible crisis económica, la impunidad de varios gobernadores, y el descontrol político y/o terremoto social donde hasta los enanos le crecen a quien desgobierna desde Los Pinos, alardeando que “lo bueno casi no se cuenta, pero cuenta mucho”.
Faltó sumarle a este espectáculo el despido humillante de Dilma Rousseff y el desastre de Nicolás Maduro, culpa de ambos, pero atizada por los gringos (¿a quién le quieren ver la cara?).
Pregúntome: ¿Ésto hay que hacer para enmascarar a uno de los más oscuros y peor calificados sexenios presidenciales en la historia moderna del país?
Y con ello, preparar un cuarto informe de gobierno donde ni los medios desean, por elemental sobrevivencia, convertirse en panegiristas del sistema, aunque circulen en su provecho carretadas de dinero. (Bueno, quizá ahí me equivoque un poquito.)
Por favor que nadie se trague el cuento de que el deporte nacional es arrojarle lodo al presidente Enrique Peña Nieto.
Ciertamente su gobierno no puede ser perfecto ni capaz de darle gusto a más de 120 millones de mexicanos. Nadie lo ha hecho. Ni se hará.
Tampoco creemos que don Enrique esté loco o no esté consciente de todo cuanto ocurre, pero el sol no puede taparse con un dedo. Y la ausencia de liderazgo radica básicamente en su rotunda negativa a combatir la impunidad y la violencia creciente que ensombrecen al país.
De poco servirá que Peña haya decidido “someterse” a un diálogo con jóvenes el pasado jueves, innovando el formato de un informe de gobierno, si sigue protegiendo a una legión de demonios que paradójicamente carecen de inteligencia y rebosan de estupidez.
Una especie de torpes “valedores” que ni siquiera se asustan porque sus mafias se derrumben.
¿URGE TANTO ESA REFORMA?
Cambiando de tema, muchos tamaulipecos estarían expectantes de una iniciativa de reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública que se debatirá en el Congreso Local.
Trasciende que la nueva legislación cambiaría de sede a por lo menos seis secretarías del Gobierno de Tamaulipas, generando migraciones de miles de empleados a ciudades como Nuevo Laredo, Reynosa, Matamoros, El Mante y Tampico.
Y eventualmente renuncias obligadas, pasando por negociaciones o fuertes tensiones laborales con el SUTSPET, que encabeza Blanca Valles, que sólo en el Poder Ejecutivo lidera aproximadamente 13 mil trabajadores sindicalizados y extraordinarios.
Habría que ver el proyecto a fondo para ofrecer un punto de vista. Sin embargo, el gobierno de Francisco García Cabeza de Vaca no debe perder de vista su principal compromiso y prioridad:
El combate a la inseguridad pública.
Excepto que esa reforma sea tan prioritaria como otros rubros que urgen ser atendidos, y que no pueden dejarse atrás cuando la historia pasa tan rápido y no espera otros proyectos, tal vez concatenados a la economía, pero no apremiantes como la convivencia tranquila de los tamaulipecos.
¡Excelente inicio de semana!
