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ORBE
Ma. Teresa Medina
18/03/16
Una bestia indomable
El escenario tormentoso que algunos partidos políticos confabulan montar en Tamaulipas, particularmente PAN y Morena, es un juego muy visto, cuyo destino es el fracaso en las urnas.
El ejemplo norteamericano, próximo a verse, nos dará la razón: no son las poses histéricas y propuestas radicales de Donald Trump las que ganarán la elección en Estados Unidos.
Y aunque el republicano tenga muchos seguidores, seguramente se impondrá la trayectoria y el oficio político de Hillary Clinton sobre un magnate que nada sabe de ciencias políticas ni de diplomacia sino de imponerse a los demás, así sea por la fuerza del poder bélico llegado el momento.
Ahora bien, independiente de que el PRI desarrolle sendas estrategias para abanderar una causa común nada fácil de aplicar en los hechos, habría que advertir que el PAN no aprendió en dos sexenios federales que la política es una bestia indomable.
Quizá ahí se encuentre la ventaja de Baltazar Hinojosa Ochoa (reflejada en las encuestas) sobre Francisco García Cabeza de Vaca, su principal competidor.
De Morena sólo podemos comentar que excepto las visitas ocasionales de Andrés Manuel López Obrador a la entidad, columpiándose como es su costumbre sobre un temperamento tropical, el candidato de este partido a la gubernatura no esgrime ni siquiera un boceto de argumentos inteligentes, además de no trascender salvo entre su círculo de amistades.
Una indefinición peor, sino es que grave, es el resto de los partidos que apenas se les conoce y conforman el PT, MC y Encuentro Social.
De los independientes, aparte la destacada excepción del médico Xicoténcatl González Uresti, es prácticamente nada lo que cargan en sus alforjas, y peor si su referente es el actual gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez “El Bronco”, de quien las encuestas rumbo al 2018 en todo caso le hacen el favor de mencionarlo más por novedad que por el incierto futuro que les espera a los habitantes de ese vecino estado.
Volviendo con el PAN y su candidato, lo único visible hasta ahora es su plan aventurero tratando de capitalizar en Tamaulipas una crisis cuyas causas son globales.
Pongámoslo así: para el entretenimiento de las masas el espectáculo del senador con licencia no ofrece finalmente más que desesperanza, pues su dramatismo difícilmente logrará acomodo en el sitio de la razón.
La discrepancia de esta forma de pensar con el trabajo cotidiano y denuedo del gobernador Egidio Torre Cantú al fortalecer las instituciones y el Estado de derecho, es abismal.
Exigir justicia y seguridad desde un templete o desde las redes sociales, sin considerar la enorme dificultad de enfrentar los coletazos gigantescos del mal, sólo es una especie de oportunismo bastante ruin.
Ya intentábamos decirlo: la política es una bestia indomable, y ni los estadistas de renombre mundial han podido enfrentar sus desafíos.
Insistimos en que lo que la gente quiere no es un acusador como candidato (hoy abunda esa estirpe), sino un político que hable claro, sin promesas fáciles, capaz de darle continuidad a todo el esquema de esfuerzos de su predecesor, y cuyo conjunto de proyectos y políticas públicas es imposible de concluir en un sexenio.
El mundo, México y Tamaulipas ya han padecido durante largo tiempo a las aves de mal agüero y a los portadores de rumores y noticias falsas, los que por cierto siempre son condenados a las sombras del olvido.
Sin embargo, a veces sucede que estos ganan elecciones a través del engaño. Fox, Calderón y El Bronco son los casos más evidentes.
Aunque más rápido cae un hablador que un cojo.
Reciclajes de la impunidad
El reciclaje político es una práctica que data de mucho tiempo. Existen casos como el de Miguel de la Madrid que habiendo sido presidente de México pasaría a ser director del Fondo de Cultura Económica; una designación controversial que igual que muchas otras que se han dado y se dan en este país, atienden a intereses de grupo y no al de una ciudadanía incapaz de evitarlas.
Pero que en Brasil, el ex presidente de esa nación, Luiz Inácio Lula da Silva haya sido designado por Dilma Rousseff como Ministro de la Casa Civil (o Ministro de la Presidencia) para protegerlo de la acción judicial que lo acusa de desvíos millonarios en perjuicio de Petrobras y que lo pudieron haber llevado a prisión, es una desvergüenza y una calamidad de nuestros tiempos y uno de los más grandes monumentos a la impunidad.
¡Buen día y excelente fin de semana!