Nuestros Columnistas Locales


ORBE


Ma. Teresa Medina

14/03/16

María del Pilar y su gran humanismo

Fue la semana pasada cuando la sociedad civil decidió entregarle a la señora María del Pilar González de Torre uno de los reconocimientos más destacados que se otorgan en Tamaulipas.
Un reconocimiento que la convirtió, por méritos propios, en la “Mujer Victorense más distinguida del año 2015”, galardonada además con la medalla “Oralia Guerra de Villarreal” y un pergamino que da testimonio de su gran humanismo mostrado en casi tres lustros de trabajo continuo, más un reconocimiento que le entregó el Ayuntamiento de Ciudad Victoria.
Una suma de honores nada fácil de alcanzar.
La presidenta del Sistema DIF estatal, todos lo sabemos, ha desarrollado a lo largo de su encomienda una labor de gran magnitud social -seguramente la más humana- a favor de miles y miles de tamaulipecos en medio de un mundo postrado por una nebulosa que no se alcanza a comprender.
Un ciclo virtuoso donde las acciones contribuyen el fortalecimiento de la prioritaria unión familiar, los valores y como bien lo dijo la propia María del Pilar “una suma de esfuerzos para ayudar a quien más lo necesita, pero también para escribir y escuchar nuevas historias de éxito”.
Para nadie resulta una novedad que en momentos difíciles por el que atraviesan las familias, el DIF Tamaulipas siempre, lo que significa permanentemente, ha llevado a cabo y sin descanso la misión de servir a todas y a todos y a quienes de pronto se han visto en la imposibilidad de resolver diversos problemas.
Una labor humana que -debemos subrayar- se hace con entrega, energía y entusiasmo, distante y nada que ver con el mero trámite de cumplir por cumplir como suele ocurrir con algunos encargos que desempeñan diversas posiciones públicas.
Una suma de voluntades que trasciende a todos los niveles sociales, es decir, de la que todos estamos enterados porque sus acciones lo mismo apoyan a mujeres víctimas de la violencia y de las adversidades económicas como a niños, adolescentes, ancianos y personas con discapacidades, incluso de individuos con enfermedades, y cuyos trances fueron y continuarán siendo orientados a soluciones sensibles e inteligentes.
¿Cuántas personas han sido auxiliadas, apoyadas, respaldadas y orientadas por el Sistema DIF Tamaulipas, incluso con albergues, alimentos y abrigo?
La cifra la desconozco; no obstante, todos sabemos, y bien que sabemos, que en medio de los sufrimientos por los que cualquiera puede atravesar, y que lesionan su subsistencia, sus derechos fundamentales y su propia dignidad, el DIF está siempre dispuesto a aliviar gran parte de ese dolor y a proteger y frenar esos vaivenes adversos que afectan a la población más vulnerable.
Uno de los aspectos que más nos llaman la atención es el carácter discreto y notable capacidad de María del Pilar para asistir a los tamaulipecos en sus tantas y diversas problemáticas.
Su condición de mujer, de madre y de esposa, y su sentido invariablemente humano, son condiciones importantes para desempeñar esa delicada tarea, cuyas implicaciones presupuestarias no son fáciles de enfrentar.
Sin embargo, lo decimos con certeza: no hay un solo tamaulipeco que necesitado del apoyo del Sistema DIF no haya sido beneficiario por ese gran esfuerzo que a diario realiza María del Pilar, junto con su equipo de colaboradores.
Y el tema no radica en dar y punto, sino en cómo se dan los apoyos, esa es la diferencia.
Por ejemplo, en el caso del impulso a los valores familiares, al empoderamiento de las mujeres y a la promoción de la cultura de respeto, de los que tanta necesidad tiene la actual sociedad, el legado de la presidenta del DIF Tamaulipas abarca un campo muy amplio y de efectos prolongados.
Su acción y ayuda humanitaria no llega hasta ahí solamente, sino que las causas de los problemas son resueltas en demasiados casos y los apoyos asistenciales contribuyen a frenar el deterioro del tejido económico y social, contribuyendo al desarrollo de mejores futuros familiares.
Tampoco podemos soslayar que uno de los motivos que llevaron a la sociedad tamaulipeca a galardonar a María del Pilar, tiene que ver directamente ya no con el monto de los recursos entregados en apoyos, sino en los principios éticos con los que estos se ofrecen y entregan.
Un contexto, donde destacan la humanidad, la imparcialidad, el buen criterio y la necesidad de todas y cada una de las personas. Un desafío que construye horizontes de esperanzas que sólo se producen con el trabajo constante, la altura de lo que pasa y la convicción de servir con el corazón en la mano.
¡Buen día y excelente inicio de semana!

Share Button