Nuestros Columnistas Locales
ORBE
Ma. Teresa Medina
11/01/16
Ya nadie se acuerda del infierno
A pesar de que ningún gobierno sea en estos tiempos una formidable máquina de maravillas capaz de resolver los grandes males por decreto y salvar a las masas de todas sus dificultades, tampoco nadie está en condiciones de negar que la administración de Enrique Peña Nieto intenta, por lo menos, relanzar a México a una nueva época de desarrollo sostenido e integral.
Lo mismo sucede en varios estados del país, incluido Tamaulipas que encabeza Egidio Torre Cantú, resueltos a avanzar sobre metas que no acaben en desagradables regresiones que vuelvan a poner a todos en el mismo punto de arranque.
Después de 12 años perdidos, autoría de dos presidencias panistas, el actual gobierno federal priísta ciertamente ha tenido serios tropiezos que a su modo ha reconocido y que no lo exentan del juicio de la historia.
No obstante, ejemplificando el tema de moda y el poder de una delincuencia trasnacional que ni el gobierno de Estados Unidos ha podido combatir exitosamente y menos desterrar de su territorio, el de este país parece no desear convertirse en un inmenso laboratorio político de promesas fáciles y de aventuras económicas que sobra decir han fracasado aquí y allende las fronteras y los mares.
Las reformas estructurales son, contra viento y marea, un indicio de lo que antes pocos se atrevieron a enfrentar por el temor a pagar los altos costos políticos y por los cambios sociales difíciles de digerir.
Pero estos cambios ya están en marcha con la idea de rehabilitar esquemas cuyos gruesos sedimentos de corrupción a nadie le convenía remover, aunque bien se sabía que eran unos verdaderos peligros, sino bombas de tiempo, de continuar sosteniéndolos.
Y que si la detención de Joaquín “El Chapo” Guzmán el pasado viernes no es suficiente para muchos, peor nos fue (con todo y que ya nadie se acuerda) cuando a Vicente Fox se le escapó en enero de 2001 y ya no lo pudo recapturar.
Hasta Felipe Calderón que (también pocos se acuerdan) jamás pudo atraparlo a lo largo de su sexenio. ¿Pero qué tal el incendio nacional?
¿Podríamos meditar en ello un poco antes de continuar acusando, denostando, difamando, ridiculizando, denigrando e insultando a diestra y siniestra, sin que se confunda este comentario con una apología a ultranza?
Si lo vemos desde el punto de vista cómico, al bocón de Guanajuato se le fugó en un carrito de ropa sucia que lo llevó hasta la aduana del penal, donde desde ahí le habría pedido un taxi porque el helicóptero hubiera sido demasiado ruidoso.
Es decir, le pusieron fácil la huida y sin tanta maniobra como a mediados del año pasado.
Acá en el Altiplano de perdido la amenaza criminal nativa de Badiraguato tuvo que escarbarle a la tierra una buena profundidad, construir un complicado túnel, colocar rieles para la moto del gran escape y realizar toda una obra de ingeniería que para “show” me temo que es demasiado.
Tratemos de ser objetivos en la medida de lo posible, por difícil que sea en estos asuntos nacionales donde los peores fenómenos globales están metidos hasta la cocina:
El inquilino de Los Pinos claro que no es un santo, y lo sabemos todos; pero justamente no se le puede comparar con sus dos antecesores que (haciendo el uno y dos) casi nos hicieron descender a los infiernos que vio Dante guiado por Virgilio, el poeta romano.
¿Qué tan coherente y comprensible es que alguien exprese lo que advertían las puertas del infierno dantesco: “Abandonad toda esperanza…”?
¿Acaso México no está de pie?
Y mientras en Tamaulipas las pasarelas por la gubernatura no se detienen, un día Alejandro Etienne, otro Enrique Cárdenas y sucesivamente Ramiro Ramos, Marco Bernal, “Paloma” Guillén y Baltazar Hinojosa, incluso Edgar Melhem, sin descartar las de la oposición por insustanciales que se vean, en la UAT encabezada por el rector Enrique Etienne Pérez del Río el proceso de selección de estudiantes a ingresar a sus aulas cada vez se transparenta, alcanzando mayores niveles de calidad.
La meta es contar en el futuro, y en el presente, con mejores profesionistas que ostenten un alto grado de competitividad que les permita afrontar en su momento el desempleo, originado en gran medida por el bajo nivel de aprovechamiento escolar que por muchos años padecieron diversas universidades, y sin pasar por alto que las tendencias laborales están cambiando constantemente atendiendo patrones demográficos y tecnológicos, encauzados por la globalización cultural y económica.
¡Buen día y excelente inicio de semana!