AMLO llega a Reynosa; lo recibe el Gobernador
4/01/2019 – La visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a Reynosa, prevista para hoy viernes a las 16:00 horas, se inscribe dentro del proyecto que, honor a quien honor merece, impulsó desde mediados de 2018 el propio Gobernador Francisco García Cabeza de Vaca.
Se trata, como ya trascendió, que el primer mandatario de la nación presidirá el inicio del programa Zona Libre de la Frontera, donde Tamaulipas es una sino es que la más importante entidad estratégica para establecer ese proyecto que creará estímulos fiscales a lo largo de la franja fronteriza, beneficiando a todas las entidades que todos los días compiten con las prósperas ciudades de los Estados Unidos.
AMLO será recibido en el aeropuerto de esa urbe fronteriza por Francisco García Cabeza de Vaca, extendiendo esa bienvenida a la titular de la Secretaría de Economía, Graciela Márquez Colín, que acompaña al Jefe del Ejecutivo Federal en su comitiva.
Pero, ¿qué significa esta Zona Franca que hoy pone en marcha el Presidente de México, junto con el Gobernador del Estado?
Y otra cosa más, ¿cómo es que resulta de políticos de distinta ideología un proceso generativo y no el infaltable degenerativo?
Hace más de cuatro meses, en la Ciudad de México, en una reunión con integrantes de la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO), García Cabeza de Vaca no sólo manifestó su respaldo al plan de reducir el Impuesto al Valor Agregado (IVA) en la zona fronteriza, como una estrategia que vendría a incentivar la actividad económica, paralela a otras importantes medidas tales como la homologación del combustible y la disminución del Impuesto Sobre la Renta (ISR).
Fue a finales de agosto pasado cuando, asimismo, el mandatario tamaulipeco celebraba que se llegara a bajar el IVA en la frontera, generándose una serie de incentivos fiscales que disminuyeran el ISR.
Refería que se trataba de “un tema que se ha debatido durante muchos años en la frontera norte de México”. Es decir, algo largamente discutido pero nunca decidido (en todos sus momentos) por la ausencia de voluntad política o por el egoísmo y corrupción que latiguearon a México por muchas décadas.
Lamentablemente todo eso permanecerá enterrado en un pasado donde no se sabe a ciencia cierta si se trata de perdón y reconciliación nacional o impunidad solapada desde la Ciudad de México, y peligroso caldo de cultivo que podría desencadenar en cualquier tiempo una nueva infección social generalizada.
Pese a todo, se dice que los efectos de la Zona Franca beneficiarán a todos y cada uno los municipios de la frontera de Tamaulipas, en tanto que lo más destacado radica en que el acuerdo convenido en septiembre entre el Presidente de la República y el Gobernador del Estado ya es una realidad, detonando a la brevedad esta Zona Franca la competitividad y el desarrollo económico de la región norte de Tamaulipas.
¿SE CANCELA EL PERDÓN?
Y a propósito del supuesto perdón a todo un pasado causante de los más graves terremotos sociales, políticos y económicos, se dice que a consecuencia de las burlas precisamente de ese terrible pasado, ese perdón dejará de ser parte de la llamada Cuarta Transformación.
Tratar con demonios como si fueran personas normales es un absurdo del que ya se arrepienten en Palacio Nacional, pues castigar puntualmente a un nuevo servidor público por alguna falta no grave y perdonar a quien en el otro régimen se robó cientos de millones de pesos, y vive una vida de opulencia y encima se burla de quien lo perdonó, no es precisamente justicia.
Es en realidad una forma de que las cosas no se salgan de control, ante el temor de que esos grupos del pasado espantoso reaccionen con fiereza. Pero justicia no es.
Tampoco representa una de las cualidades de la democracia ni es parte del pensamiento de la mayoría que votó por el cambio.
Lo principal de un nuevo gobierno que habló y prometió tanto es la participación de la honradez en todas y cada una de las decisiones, al margen de los asuntos políticos.
Una revolución de la conciencia que sea capaz de refundar la moral que por muchos años fue predicada, pero nunca llevada al plano de la realidad, por lo cual ahora se le reprende al mismo pueblo (y no sólo a las autoridades) que aceptó que con toda desfachatez un grupo ridículo de individuos se hayan convertido en un club de archimillonarios que provocaron la quiebra económica del país, mientras ellos, peor que una mafia, abusaban repetidamente y a plena luz del día, saqueando las arcas públicas, pues ya sabían del pacto hecho a espaldas del pueblo. La amnistía que nunca supieron manejar.
¡Feliz año 2019!