ORBE

Ma. Teresa Medina Marroquín

18/06/2018

La Capilla Sixtina y el encuentro de dos mundos

Jesucristo, una vez arrestado, fue interrogado por el gobernador de Judea, Poncio Pilato:
“¿Eres tú el rey de los judíos? Tu nación, y los principales sacerdotes, te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?”.
Jesús le respondió al representante del imperio romano:
“Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí”.
Entonces Pilato le dice: “Luego, ¿eres tú rey?” Respondió Jesús: “Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz”.
EL MENSAJE DE REYNOSA
Sirva este relato entre Cristo y el astuto Pilato para referenciar el pensamiento de la paz que seguramente el hombre que perecería atormentado brutalmente en la Cruz del Calvario, traía desde lo más alto que la raza humana ha logrado ver y escuchar al menos en esta era.
En otras palabras, a Jesús francamente le preguntaron, no sin cierta preocupación (por tratarse de un rey), si contraatacaría y acabaría violentamente con sus enemigos que lo habían aprehendido injustamente.
Pero como parte de ese plan divino, respondió que su reino no era de este mundo.
El Nazareno realmente vino y dio a conocer las buenas nuevas a la humanidad hace 2,000 años; un mensaje de amor, perdón y paz que hoy, y al estilo renacentista de Miguel Ángel, llega a Reynosa otro similar, precisamente como un mensaje espiritual.
La réplica de la Capilla Sixtina narra a través de la pintura, el poder omnipotente de Dios en la creación del mundo. Un poder que también seguramente no comprende el instinto primitivo y tantas veces iracundo y asesino del ser humano.
El ser humano que siempre espera (contaminado por fuerzas oscuras) que Dios Todopoderoso lance un desafío a quienes Él de seguro observa desde esas alturas ni siquiera como a pequeños seres microscópicos. Pero que han atraído su interés por su curiosa obsesión por la destrucción.
Quizá Dios piense, de vez en cuando, qué fue lo que falló dentro de su formidable proyecto cósmico que, de todas formas desde ese arriba y desde este abajo se permite que ahí, en el Parque Cultural de Reynosa se encuentren y se fusionen los poderes divinos y humanos. El encuentro de dos mundos.
Si se pudiera decir de la siguiente forma, las autoridades de este mundo, la del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca y las eclesiásticas dirigidas desde el Vaticano por el Papa Francisco, están respondiendo, con la exhibición de la réplica de la Capilla Sixtina (y sus 500 metros cuadrados conformados por más de 2 millones 700 mil fotografías), con un inédito e impresionante mensaje de paz.
Por eso vale la pena comentar que el mismo Gobernador de Tamaulipas afirmó, durante la inauguración de este magno evento y acompañado de su esposa la presidenta del Sistema DIF estatal, Mariana Gómez de García Cabeza de Vaca, el papel de la cultura y las artes a fin de recuperar la paz en la entidad.
En este encuentro de dos mundos, el mandatario estatal destacó que “está plenamente demostrado que para poder restablecer el tejido social se tiene que trabajar en muchas acciones, el arte, el deporte, porque está demostrado que cuando un niño o una niña tocan un instrumento musical jamás tocarán un arma”.
Agregó que exposiciones como la de la Capilla Sixtina responden a una de muchas estrategias dirigidas a solucionar de fondo la problemática social y recomponer el tejido social.
Ahora el turno le correspondió al arte y su mensaje implícito de paz que nadie esperaba de esa forma tan espectacular, pero que viene a reinventar el cuidado y progreso de un Tamaulipas moderno, cuyo lugar en el actual concierto geopolítico no tendría sentido si no existieran este tipo de compromisos de gran transformación.
El mapa de la armonía y la paz ya está trazado en Tamaulipas con esta magnífica exhibición y con su principio de esperanza que proyecta un nuevo camino que, por su trascendencia, no implica ninguna utopía como algunos pudieran creer. Más bien, insisto, es la esperanza y el valor de superar al mal: una virtud que demuestra que el ser humano también forma parte de ese reino espiritual.
¡Excelente inicio de semana!

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