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Orbe


Junio inicia con esta fotografía

1/06/2018 – La democracia a medio camino que tenemos en este México sumamente violento, y por muchos momentos territorio de nadie, dificulta, a quienes dedicadas y dedicados a observar lo que ocurre, una definición clara de lo que somos y a dónde vamos.
Un simple vistazo a los medios locales y nacionales, así como a las esquizofrénicas redes sociales, nos presenta a un ex presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde, que (haciéndole al profeta) anuncia el 1 de julio la victoria de Andrés Manuel López Obrador.
Como para amarrar las cosas también afirma que Morena y PAN serán el “próximo bipartidismo”, dando por el método deductivo que el PRI cambiará su posición en el tablero del poder.
Adjudicándole quizá un tercer lugar al partido político de mayor tradición y experiencia en el arte de gobernar, pero que por ahora las encuestas que dicen que (entre ellos Roy Campos, director de Consulta Mitofsky) sirven para muchas cosas, tampoco son confiables para darle el triunfo anticipado a nadie.
Esa es parte de la fotografía con la que iniciamos el mes de junio, y su día uno que festeja el Día de la Marina.
Enseguida, completamos el retrato hablado con el testimonio de que la Nación ya se convirtió en una belleza aterradora, cuyo aspecto tremendamente perturbador ha obligado a salir a los empresarios más poderosos de este país, tal vez no a pelear y mucho menos a causar revueltas, pero sí a pedirles a sus empleados no votar por López Obrador.
Se dice que ya es un grupo numeroso el de estos magnates que no confían para nada en el “mesías” tabasqueño (que igual alega ser veracruzano legalmente).
Dos de ellos, son personajes verdaderamente notables en el ambiente empresarial, cuyos negocios y conexiones están por todo el mundo.
Uno es Alberto Bailleres, dueño de Peñoles, minas de oro y plata, así como accionista mayoritario de GNP y Palacio de Hierro. Su fortuna está calculada en 12 mil millones de dólares y sería el tercer hombre más acaudalado del país.
El otro es Germán Larrea, considerado el segundo más rico, dueño del Grupo México, y propietario de un caudal que asciende a casi 18 mil millones de dólares.
Ambos magnates, apoyados por la Coparmex que preside Gustavo de Hoyos Walther, advierten a México y a sus propios trabajadores sobre el peligro de votar por “un modelo populista”, capaz de destruir a todo el país en apenas un sexenio.
Defiende la Coparmex que los llamados de Bailleres y Larrea forman parte de sus ejercicios de libertad de expresión, su visión del país y el perfil de los gobernantes que se requieren.
Contra los proyectos de nación que impulsa López Obrador están también los empresarios de Finsa, Herdez y Grupo Vasconia. Señalan que las consecuencias de votar por un gobierno populista deben ser percibidas en las experiencias de otros países.
Con todo esto, aquí nunca hemos dicho que estos multimillonarios se identifiquen como los verdaderos salvadores del país, ni ellos mismos lo hacen.
Pero que López Obrador se atreva a decir que si votamos por él todos estaremos llegando a la tierra prometida, no es más que un fraude; es decir, una promesa que jamás habrá de cumplir. La experiencia y la lógica nos enseñan que este tipo de “mesías” nunca llevan a nadie a la tierra prometida.
Y la cuestión no es llevarle la contra a AMLO sólo por llevarla, sino que este aún no le dice a nadie cómo le hará para superar las catástrofes (que por cierto son muy nuestras). Acaso sólo promete que ganará la elección presidencial, lo cual, hablándolo francamente, sólo nos convertirá en “vencedores” por unas horas.
Después de esas horas, “espérame tantito”, y así todo el sexenio si bien nos va, todo por dejarse llevar por emociones que hasta el momento contienen una realidad que aún se percibe vagamente o muy borrosa.
Esa es la fotografía con la que nos recibe el mes de junio. ¿Tienen razón los empresarios?
La respuesta cada quien la tendrá. Lo único es que estos están expresando libre, clara y abiertamente su crítica contra un mensaje que en términos de inteligencia resulta indescifrable. Cuidado cuando el ignorante habla mucho de cuanto no sabe nada. Recordemos que se trata del beneficio de todo un país y no de los intereses de un grupo político. ¿Quién no reacciona cuando se le exige pagar a cambio de nada?
¡Feliz fin de semana!

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