Ma. Teresa Medina Marroquín
26/02/18
No había pobres
Personajes como Francisco Martín Moreno hablan del embrutecimiento cada vez mayor de muchísima gente en México y de niños que fueron educados apartados de la razón que, este escritor nos recuerda, nos distingue de los animales.
Otros notables como el filósofo Umberto Eco advertían de “la invasión de los necios e imbéciles que hablan desde las redes sociales” (sic), y políticos de la talla de Porfirio Muñoz Ledo refieren del peligro de una generación perdida.
También el cantautor argentino Facundo Cabral señalaba divertidamente (aunque muy en serio) que por temprano que nos levantemos y a donde vayamos ya está lleno de pendejos, “y siendo mayoría eligen hasta al presidente” (sic).
Una especie de profecía que a mucha gente ha inquietado son las palabras que supuestamente le atribuyen al genial Albert Einstein, y que coinciden en buena medida con lo que pasa hoy en el mundo:
“Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad, porque el mundo sólo tendrá una generación de idiotas”.
El anhelo vehemente (y demencial) de un grupo de individuos por imponerse a los demás o dominarlos incluso mediante el uso de la violencia, fácilmente nos puede llevar a pensar que ese tiempo del que prevenía Einstein finalmente ha llegado, al sobrepasar la naturaleza humana y propiciar el estallido de las instituciones.
Sería una pérdida de tiempo repetir lo que ocurre en este país desde la pobreza, el hambre, la violencia y la corrupción más allá de la propia condición humana.
Fenómenos que no parecen tener solución ni siquiera en el mediano plazo y cuya tragedia es contraria a la idea humanista de que la gente fue creada para ser amada y las cosas fueron creadas para ser usadas.
Agrega esta idea que la razón del caos que gobierna a este mundo es que las cosas están siendo amadas y la gente está siendo usada.
Las grandes e increíbles cantidades de dinero que han sido robadas por diversos políticos que han ido a la cárcel, no han sido en su mayoría recuperadas por los tres niveles de gobierno.
Esa realidad confirma a quienes tenemos al mando de la nación, y del muy lamentable concepto en el que la mayoría de los mexicanos tienen incluso a quienes hoy aspiran a convertirse en los sucesores de Enrique Peña Nieto.
La gente sabe que a estos les importa nada la indignación de los pobres y su situación inhumana que impulsa la repulsión contra todo lo que signifique política.
No puede ser que no haya la capacidad de refundar al país a través de una nueva generación, igual porque a estos se les incluye dentro de esa idiotez que padecen tantos, sobre todo muchos políticos despiadados.
Y no puede ser tampoco que en México ya nadie crea que podamos transformarnos en una sociedad justa y feliz. Lo que nada tiene que ver con que deje de haber gente muy pobre. Libros tan sabios como la Biblia enseñan que “nunca faltarán pobres en la tierra, y por eso te hago esta recomendación: abre la mano a tu hermano, al pobre y al necesitado que está en tu tierra”.
El ideal de la sociedad en armonía es el ejemplo que nos narra el libro de los Hechos en que la iglesia primitiva logró lo que pocas sociedades: “No había pobres entre ellos, porque todos los que poseían heredades o casas las vendían y traían al precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles y se repartía a cada uno según su necesidad”.
El pueblo de México no exige que nadie se deshaga de sus bienes y vaya a repartirlos entre los pobres. Lo que pide es justicia en toda su magnitud. ¿Quién entre Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya y José Antonio Meade, será capaz de cumplir esta meta que se percibe tan difícil e increíble, pero que no es imposible?
VAN POR LAS CAUSAS DE LA VIOLENCIA
Y si la sociedad está demandando gobiernos cuya capacidad y sentido humano se antepongan a los graves problemas que se padecen, entonces vale la pena retomar lo que recién afirmó el jefe de la Oficina del Gobernador, Víctor Manuel Sáenz Martínez, durante su participación en el Foro Seguridad Ciudadana Tamaulipas 2018, organizado en Reynosa por el propio Gobierno Estatal y la Universidad Autónoma de Tamaulipas, representada en el evento por el rector José Andrés Suárez Fernández.
Sáenz reiteró que el gobierno de Francisco García Cabeza de Vaca atenderá las causas y no sólo los efectos de la inseguridad, evitando que la actual generación siga cayendo en la espiral de la delincuencia y reduciendo las conductas antisociales con acciones eficaces de seguridad pública.
¡Excelente inicio de semana!