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ORBE


Ma. Teresa Medina

20/10/17

Si no saben escribir… ¡menos competencia!

La declaración fue jocosa pero aguda, expresada ya en este siglo por un selecto grupo de escritores mexicanos cuando en un evento cultural los ponían al día de los porcentajes de niños que al concluir su educación básica, incluso una gran mayoría de jóvenes su carrera profesional, desconocían los elementos básicos de la gramática.
Conocimientos primordiales o esenciales que, me atrevo a decir, todas las generaciones del pasado ya los sabíamos al dedillo a más tardar desde cuarto año de primaria, influyendo mucho en ello el apoyo de los padres que complementaban la fundamental misión del magisterio.
Para precisar, fue en 2001 cuando estos intelectuales “festejaban” el dato: ¡Menos competencia!
Nada tuvo que ver ni influyó (por aquello de las malas interpretaciones) la voluntad de estos literatos en un mundo donde la conciencia que nos obligaba a estos conocimientos se perdió.
Aunque hoy varios líderes políticos y funcionarios del sector tratan de recuperarla, luchando contra una subcultura (que se convierte en contracultura) que no sólo la supone innecesaria sino que festeja la ignorancia con grandes jolgorios.
Lo que lamentaban realmente estos escritores era que en ese entonces un 70 por ciento de los estudiantes de educación básica e incluso los que cursaban una carrera profesional, tuvieran serias dificultades para comunicarse a través de la escritura y, por si fuera poco, verbalmente.

RESPUESTAS URGENTES
La primera interrogante que salta en medio de este grave fenómeno nacional es, ¿qué están haciendo las autoridades de la SEP para superar este atraso que parece no trascender mucho en los medios, pero que es tan evidente en la vida diaria?
Hasta hoy, en el plano federal, sólo se sabe que la Reforma Educativa ha sido un fracaso en su implementación.
Que Aurelio Nuño Mayer, titular de esta secretaría, se le percibe mucho más ocupado en la sucesión presidencial (que ya le ganó José Antonio Meade), que en cumplir con sus importantísimas tareas encomendadas.
Por lo tanto su contestación estaría llena de argumentos cargados de complejidades tendientes a justificar su inepcia. También se le preguntaría con qué propósito llevó a cabo todos sus enfrentamientos con el profesorado, inicialmente con el SNTE y después con la CNTE.
A pesar de ello este personaje insiste en ser Presidente de México. Si aquella conciencia extraviada es una desgracia para el país, ya no sabríamos qué decir de la de este secretario de Enrique Peña Nieto. Ni siquiera de lo que él piensa de su dignidad y si su derrota política incluye a todos los estudiantes de esta nación.
Si la pegunta se la formuláramos al secretario de Educación de Tamaulipas, Héctor Escobar Salazar, su respuesta sería muy probablemente distinta a la que sin palabras responde su homólogo federal.
La primera porque su puesto público se lo concedió un gobernador que llegó al poder a través de un proceso electoral histórico, donde el cambio en todos los sentidos sociales es el nuevo lenguaje que se habla en Tamaulipas.
Y al mismo tiempo porque la educación, al margen de la reforma, ya había entrado a un callejón sin salida; es decir, o se demolían los muros que frenaban la ruta en favor de niños y jóvenes, o el retroceso incluiría a una sociedad cada vez más atrasada.
De hecho, en la comparecencia que el doctor Escobar tuvo el miércoles en el Congreso del Estado, destacaron infinidad de acciones y derramas de recursos públicos que en su conjunto anuncian la recuperación de la razón de ser de la educación en Tamaulipas.
Un esfuerzo donde no sólo las autoridades participaron, señaló el responsable de la SET, sino que se trató de un ejercicio democrático donde se recibieron más de 2 mil 500 consultas y 400 propuestas que enriquecieron el Modelo Educativo que a partir de este año se implementó.
El proyecto es mejorar integralmente los niveles de aprendizaje y transitar hacia un sistema educativo que garantice el progreso de la entidad. Nuevas plazas laborales, intensificación del programa de inglés, inversión millonaria en libros, entrega de mochilas y útiles, reducción de la deserción escolar, tecnologías, becas y créditos, y atención de 25 mil alumnos con necesidades educativas especiales, son la síntesis de lo que ya está, y que se espera consolide en breve la educación de niños y jóvenes que escriban cada vez mejor, compitiendo con los mejores y reclamando lo que merecen.
¡Feliz fin de semana!

 

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