Ma. Teresa Medina
28/01/17
El vacío a punto de llenarse en el PRI
En todos los partidos políticos siempre habrá gente convencida de que la participación democrática genera cambios en el entorno social.
Conscientes de la existencia del mal, aparece también la legión integrada por los oportunistas ávidos de sacar provecho para sus causas personales.
Además en las cúpulas de estos institutos hay quienes no deben estar, otros que quieren pero no le saben y muchos que sueñan con estar aunque no pueden. Ya lo decía Serrat: “Qué se va a hacer si ha de haber gente pa’todo”.
Esto me lleva a pensar en el PRI tamaulipeco, porque el nacional sólo rinde culto al malquerido inquilino de Los Pinos.
Otros no están de acuerdo afirmando que el partido ya reacciona, que las circunstancias del país no eran para menos, incluyendo el “¿qué hubieran hecho ustedes?” y descartando que nunca hubo intento de suicidio político.
Esperemos que por el bien de la nación así sea. Y que la detención del ex gobernador Rodrigo Medina de la Cruz augure aprehensiones de peces gordos más pesados, más una postura digna del Gobierno de México ante las poses egocéntricas de Donald Trump que, como Nerón en Roma, está listo para incendiar a Estados Unidos.
La cuestión ahora es ahora el relevo de la dirigencia interina encabezada por Aída Zulema Flores Peña y la larga -y súbita- fila de aspirantes que buscan presidir al tricolor, divididos entre los que están seguros que aprenderán a ser opositores y los que de plano jamás se les dará eso de venir corriendo desde atrás.
Desierto como está el PRI, el reto mayor es cómo llenará ese prolongado vacío dejado irresponsablemente desde el 5 de junio, cuando todos huyeron pensando casi en el fin del mundo.
Los grupos de diferentes municipios parecen estarse organizando para el 2018, a sabiendas (y muy poco les importa) que la Presidencia de la República ya esté perdida, fijando sus objetivos en las alcaldías y las diputaciones locales principalmente.
Los políticos fronterizos, particularmente de Reynosa, alardean que más temprano que tarde se harán cargo del otrora partidazo.
Su proyecto (muy de ellos) es la disputa por el poder a través de los antiguos y anacrónicos métodos de representar a todos y al mismo tiempo no representar a nadie.
He ahí el expediente de Óscar Luebbert y allegados que, pese a su falta de idoneidad, encabezan esas ambiciones. Acostumbrados a los privilegios, ¿cómo irán por una representación que ya no forma parte del aparato del poder? ¿Estarán conscientes de la épica que les aguarda?
Sin embargo, desde el centro del Estado, hay personajes como Enrique Cárdenas del Avellano que impulsan la protección de los derechos partidarios, logrando este miércoles que el Tribunal Electoral de Tamaulipas emplazara a los comités nacional y estatal del PRI a expedir la convocatoria para elegir a la nueva dirigencia.
La estabilidad del PRI se restablecerá sólo cuando se deje de lado la ficticia realidad de pretender ser un partido abierto al proyecto de todos, defendiendo los intereses ciudadanos no sólo de palabra y en tiempos electorales, y abierto democráticamente a la competencia interna que le permita afrontar su nueva e inédita condición opositora en la entidad.
Para tal efecto basta recordar lo que los empresarios afiliados a Coparmex preguntaron al presidente Enrique Peña Nieto: “¿Para cuándo la austeridad y el castigo a la corrupción?”.
Excepto Guillermo Padrés, el único ex gobernador recientemente preso que, por cierto, se entregó voluntariamente. Y que “casualmente” no es priísta.
ALMARAZ, MÁS ALLÁ DEL DISCURSO
Y a propósito de convicciones políticas que se ven en los hechos y no en el discurso hueco y demagógico, y fuera de las aspiraciones legítimas o ambiciones insanas para presidir al Comité Directivo Estatal del PRI, todos reconocen que un priísta que reivindica a ese partido es el alcalde de Victoria, Óscar Almaraz Smer.
Independiente de que este personaje pueda buscar (con todo el derecho que le asiste) la reelección en 2018 para continuar gobernando a la capital de Tamaulipas hasta el 2021, nadie puede reprocharle que su palabra empeñada en el proyecto de una ciudad limpia no fue cumplido, pese a las dificultades presupuestarias.
Quedan por emprender otras tareas al alcalde victorense. Una que ya inició con el apoyo del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca es el de regresarle a Victoria la seguridad que merece. Misión titánica a como está los índices de violencia en el país, pero que todos confían en que pronto se convierta en realidad.
¡Feliz fin de semana!