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OPTIMUS
Jorge Alberto Pérez González
09/04/2017
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La cobardía de algunos
El acoso sexual es un tipo de violencia, que se produce en el entorno laboral, un comportamiento verbal, psicológico no deseado, con el propósito de atentar contra la dignidad o crear un entorno intimidatorio, hostil, humillante u ofensivo.
Así lo definen en Terrorismo de Género, una página especializada en este tipo de denuncias, que consigna que a pesar de ser un maltrato, es difícilmente reconocido por la sociedad y que afecta mayoritariamente a las mujeres.
“El acoso sexual es un atentado contra la dignidad, la salud física y psicológica de la mujer, que además tiende a sentirse culpable y menospreciarse.
Produce un efecto devastador sobre la salud, la confianza, la moral y el rendimiento, de las mujeres que lo padecen. El acoso puede provocarles ansiedad, estrés, irritabilidad, cansancio, insomnio, depresión y otros síntomas.
Provoca pérdida de libertad para decir NO, daños emocionales, físicos y morales”.
La información contenida resulta interesante, pues ellos han determinado que hay tres tipos de acoso sexual: Leve, grave y muy grave.
El leve son los piropos, los chistes de contenido sexual, los comentarios picantes y desde luego la insinuación.
Los graves son las miradas, abrazos, besos no deseados, tocamiento, pellizcos, gestos lascivos y definitivamente el acorralamiento.
Los muy graves son las presiones físicas o psíquicas para llegar a una relación sexual, del tipo que sean y donde se lleven a cabo, pues muchas veces un lugar público o privado que no sea la oficina, no es atenuante para este delito.
Para que este comportamiento se dé, regularmente el acosador ocupa una posición superior, que condiciona con su comportamiento de forma directa o indirecta el acceso al empleo a la persona acosada, sus condiciones de trabajo, el acceso a la formación profesional, la continuidad del contrato de trabajo, promoción profesional o académica, el salario, etc.
Regularmente existe un cronograma en este tipo de delitos, en el que la víctima es elegida por el acosador, se gana su confianza convirtiéndose en una especie de amigo o padre protector para después, como algo más que un compañero de trabajo o jefe, lo que sigue es el desprecio del resto de los compañeros de trabajo que perciben una especie de privilegio en la relación del jefe con la acosada, quien después hace explícitas sus demandas para luego llegar al chantaje, recordándole a la víctima los favores recibidos y el agradecimiento que espera en compensación, posteriormente la víctima sufre la humillación delante de algún compañero para que finalmente el acosador pase a la fuerza física.
La información que brinda la página nos dice que la mayoría son hombres aparentemente normales, pero que no ven a las mujeres como compañeras de igual valor y recurren a la sexualidad como medio para demostrar su poder.
El perfil del acosador es simple, por lo general es casado con pareja estable e hijos, suele utilizar como argumento el mal funcionamiento de su matrimonio, regularmente ocupa un cargo superior a la acosada y desde luego se cree invulnerable por el apoyo de sus superiores, por lo general es una persona muy fría que tiende a ser caprichoso, pero lo más peligroso es que puede ser vengativo si no consigue lo que quiere.
Esta conducta persiste y por las redes sociales nos podemos percatar que las represalias son de diferente tonalidad, a veces simple y sencillamente se les exhibe, pero en otras ocasiones, se buscan en páginas pornográficas personas parecidas a la víctima que no cayó, para en venganza, exhibirla mediante falsedades, en los últimos seis meses hemos visto un crecimiento en la incidencia de este tipo de “Posts” en redes, investigaremos al respecto.
La asociación TERROGENERO recomienda no callar y denunciar, máxime cuando se tenga evidencia, pues es necesario acabar con LA COBARDÍA DE ALGUNOS.