Nuestros Columnistas Locales
OPTIMUS
Jorge Alberto Pérez González
31/07/2016
Pero sueño mucho
Con el paso y el peso de los años, las horas de descanso se acortan, la siesta no se antoja y resurge la avidez por la lectura, el primer rayo de luz que entra por la ventana sin cortinas, mueve la conciencia de la responsabilidad, tal como la de: abrirle la puerta al Ringo, (perro enano pariente de “Snoopy”), quien con ojos muy abiertos permanece bajo el dintel de la puerta de la recámara, (a donde solo puede entrar de visita), esperando mi salida para que abra la puerta del patio y poder ir a jugar con Bruno y Becka, los cachorros de “Labrador” que ya lo doblan en tamaño.
Ver la bienvenida que le dan los nuevos miembros de la jauría, es siempre placentero con un aromático café en la mano, es indiscutible que es el líder de la manada, pues se abre paso entre los dos, mientras ellos se lo comen a besos y con la mirada le extienden pleitesías muy similares a las que veremos pronto en las oficinas de gobierno municipal y estatal con los nuevos líderes.
Ellos no cazan nada, aunque a veces es común encontrar pajarillos ahogados y plumas por doquier, su instinto los mueve a perseguir aves y el Ringo los anima, cosa que no sucedía con el Kalusha, (hermoso perro labrador negro, perdón de color), pues él protegía la fauna del jardín, excepto a los gatos. Muchos fueron los cadáveres felinos recogidos en su territorio. (Quisiera haber omitido el comentario en atención a los amantes de los félidos, pero acostumbro siempre escribir la verdad).
Para cuando cumpla mis primeros 60 años de edad, (a mediados de septiembre) la Becka ya estará a cargo del relevo generacional en la responsabilidad de vigilar la oficina en la zona centro de Matamoros, mientras el Bruno se quedará a cubrir el vacío que dejó el Kalusha y que el Ringo por su diminuto tamaño no pudo llenar. (Además de que es un perro de casa, pues tiene derecho de picaporte hasta en los baños de la vivienda, situación nada agradable por cierto).
Yo no puedo vivir sin perros, por ello siempre he tenido varios y de diferentes edades, pues su corta vida impide que nos acompañen siempre y la ausencia de uno, cala hondo.
Verlos socializar es la mejor experiencia, observar su conducta una delicia, sobre todo cuando ellos no se percatan de ser observados, aprende uno de cada reacción y realmente mueve el sentimiento, la solidaridad que demuestran.
Ringo y Bruno se llevan bien, ojala así sea siempre.
Vienen pues los relevos en las alcaldías y el gobierno de Tamaulipas: La sociedad espera mucho, la voluntad fue cambiar y esperan cambios, ojalá se den y sean para bien, ojalá los elegidos volteen a ver a los mejores hombres y mujeres de la sociedad y escojan a los más jóvenes, a los de mayor ímpetu y a los que tengan mejor voluntad de servir.
El electorado no les permitirá errores, contimás pensando en el 2018 que está a la vuelta de la esquina, algunos no alcanzarán a sentarse cuando ya estarán de pie de nuevo recorriendo las calles en labor proselitista.
Si alguien no está preparado o no se siente seguro, tendrá la opción de solicitar licencia, pues los puestos de elección popular son irrenunciables, tal vez esta posibilidad pareciera extraña, pero a veces el cuerpo no aguanta la responsabilidad conferida y los motivos de salud son suficientes para seguir cobrando en otra nómina gubernamental.
En las pocas horas de cama que aún disfruto veo un futuro mejor, con alcaldes ocupados en tomar en cuenta a los jóvenes, veo a gobernantes conscientes de lo que significa la percepción ciudadana y veo a ciudadanos dispuestos a enfrentar el reto de ayudar a heredar un mejor entorno.
Cuando mi mente divaga, veo en la multitud de temas que quiero abordar, un solo objetivo, dejar para lo posteridad un ejemplo que solo pueden buscar los que menos ambición tienen, los que más tiempo disponen y los que sólo quieren crecer.
En las noches cortas que abrigo al dormir, veo la luna más brillante y el sol más radiante, porque creo firmemente en que el relevo generacional ofrece una mejor alternativa.
Cierto, ahora duermo menos, PERO SUEÑO MUCHO.