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OPTIMUS
Jorge Alberto Pérez González
17/04/2016
La pauta
La pauta de conducta es el modelo de comportamiento que indica al ser humano como debe de comportarse ante la serie de situaciones que se presentan en la vida común.
Vivir en sociedad admite la observación de las conductas y el repetir las mismas, permite al individuo adquirir ese tipo de pautas que le indican, en determinada situación, saber cómo actuar de acuerdo a lo que la misma sociedad espera de cada cual.
El interpretar correctamente la guía que representa estas pautas de comportamiento, hace que la sociedad premie con aprecio la asertividad de quien piensa en los demás, con el fin de que su comportamiento no cause molestias al conglomerado, ya que la falta de prudencia regularmente es castigada por la sociedad pues los mismos integrantes, cuando no se actúa en forma correcta, lo consideran como perturbador de la armonía y de la tranquilidad.
En la etapa de desarrollo del individuo, resulta imprescindible que sean los padres quienes marquen pautas de conducta a sus descendientes, esto con la visión de que las enseñanzas les ayuden a llevar a cabo un desempeño correcto en su vida social.
Acciones simples como ceder el asiento a una persona mayor, ponerse de pie cuando se acerca una dama o un personaje de jerarquía, comer tres veces al día, ayudar a una persona de capacidad diferente, sonreír y saludar, son pautas de comportamiento que se adquieren gracias a la buena educación adquirida de los padres y de los maestros en la infancia temprana.
La conducta es la característica esencial que define el comportamiento de una sociedad a esto hay que aunar que las actitudes emocionales, sociales y económicas de los individuos definen su tabla de valores.
Desde hace muchos años lamento personalmente que la axiología haya desparecido de la educación secundaria, porque queda claro que gran parte de la falta de valores que se vive actualmente en las nuevas generaciones, obedece a la ausencia de directrices claras que normen el comportamiento individual.
No podemos negar que para tener ética se deben de poseer valores, pero es difícil conseguir una conducta correcta cuando ni siquiera se ha establecido una tabla axiológica personal.
Todo lo anterior viene a cuento, por la temporada de elecciones que se lleva a cabo en Tamaulipas, pues con 7 candidatos de diferentes partidos y 1 independiente, la posibilidad de análisis de conducta se vuelve casi deporte estatal.
Y a partir de mañana, el espectro de candidaturas aportará más caras, más actitudes y desde luego más opciones.
No es posible hablar de congruencia cuando vemos imágenes actuadas en televisión y las escuchamos en la radio, pero estas se destrozan con un simple post en redes sociales.
La tranquilidad que muestran los spots de Francisco se derrumba con facilidad, cuando en Facebook circula una imagen diabólica, agresiva y directa que señala lo que no le consta y que amenaza con romper la tranquilidad que debería acompañar a los comicios.
Lo que se ve no se juzga, se acepta o se rechaza y sin duda esa imagen colérica descubre y demuestra lo que alberga en su interior el ente emisor.
Gustavo por otro lado, emite en lenguaje soez y a gritos lo que él cree que convence al electorado, aunque su imagen sea la de un aguerrido trabajador de limpieza pública, error imperdonable de quien maneja su imagen, pues con todo respeto para los albañiles, mejor hubiera sido adornarlo con una media cuchara y una pala.
Cuando se es sincero, no es necesario actuar los mensajes, estos llegan en la misma tesitura en los spots de Baltazar y en los mensajes políticos escuchados de viva voz.
Por cierto, al dar seguimiento a los temas tratados durante el desarrollo de los primeros 13 días de campañas políticas por la gubernatura, no hay la menor duda de que Baltazar lleva LA PAUTA.