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OPTIMUS


Jorge Alberto Pérez González

8/11/2015

Vivir con miedo

Grandes cosas suceden en Matamoros, persisten, sobreviven y abrevan la sed de cultura, mitigan el ansia por no dejar la casa y motivan la búsqueda en los espacios apropiados, esos que son nuestros, pero que rara vez visitamos.
El Festival Internacional de Otoño en su edición 23, nos lleva al reencuentro de uno mismo en el teatro, los museos y auditorios, para evadir el ruido ensordecedor del helicóptero volando a baja altura, el susurro exagerado de las redes sociales, el silbido de proyectiles a lo lejos y la ausencia de los que no debían de haber desaparecido.
Este esfuerzo ciudadano, abandonado en ocasiones por el sin-sentido, abona en plazos la tierra que germina yerba buena, mitiga el dolor de la impotencia y muestra una ventana que demuestra, que a mayor cultura, menos violencia.
No se recuperan los espacios perdidos encerrándose en la casa, abandonando el tránsito nocturno, abrazando la nostalgia, agachando la cabeza, lamentándonos de todo, olvidando los placeres, renunciando a los derechos.
La noche del martes hizo bailar a muchos en el auditorio del Parque Olímpico, gracias a la Sinfónica del Colegio San Juan Siglo XXI que dirige el maestro Armando Vargas Guevara, su homenaje a la música de Juan Gabriel dejó un grato sabor de boca.
La tarde del miércoles fue oportunidad de reconocimiento a los artistas de la plástica regional, gracias a la idea de Jorge de la Colina y al Catálogo que coordinó Aracely Sosa. En el Corredor del Arte figuran: Humberto Jiménez, Joaquín García Quintana, Onésimo Gallardo, Mario Jiménez, Javier Dragustinovis, Artemio Guerra, Miguel Ancona, Cecilia Uranga, Franchute, Jaime Garza, Manuel Robledo, Marco A. Martínez, Roberto Juárez y Héctor Olivares, todos ellos, sensibles humanos que aman su terruño.
La noche del jueves fue de distinción en el Teatro de la Reforma, merecido homenaje al más grande teatrista tamaulipeco, al maestro Medardo Treviño. La actuación de Alejandro Lustrial nos embelesó con el monólogo «Con Sombrero y con Guarlapas» de la autoría y dirección del festejado, donde nos enseña que no se puede vivir con miedo.
El viernes en el Colegio San Juan Siglo XXI, Venezuela se hizo presente con «4 Trenors», una noche romántica de boleros que impactó a los asistentes a la cena-concierto de los cuatro tenores internacionales. Noche que demostró que las ausencias son menores que las presencias.
Ayer sábado la presentación del «Dallas Black Dance Theatre» permitió a los amantes del ballet, una noche de ensueño que demuestra que los vecinos del norte también vienen a Matamoros.
Hoy domingo en la plaza principal, centro neurálgico de una ciudad que no se siente enferma, será la sede para la presentación del tenor tamaulipeco maestro Ricardo Rodríguez con la «Trilogía del Mito», un homenaje a los grandes de la música mexicana.
¡Vamos todos!, el acceso es gratuito, llenemos la plaza principal de Matamoros a las 7 de la noche y mostremos que somos más, muchos más, los buenos que no estamos dispuestos a ceder el espacio a quienes con violencia pretenden arrebatarnos la tranquilidad.
Así responde el patronato que encabeza Juan Carlos Vázquez a un reclamo social de acceso a la cultura, al esparcimiento sano, a la voluntad de años de quienes dedican tiempo y esfuerzo por mostrar el verdadero rostro de una ciudad que anhela, que se atreve, que sabe remontar el vuelo y que no le teme a nada.
Porque Matamoros es más que lo que se pregona en las redes sociales, aquí vive un pueblo que se niega a desfallecer, una sociedad que no huye ni brinca el río, un conglomerado enorme de buenas voluntades unidas, que saben, que no se puede y no se debe, VIVIR CON MIEDO.

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