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OPTIMUS


Jorge Alberto Pérez González

25/10/2015

«Patricia» y «Gilberto»

«Patricia» puso a México en el centro de la atención mundial, su fuerza y dimensión sin duda provocará la creación de una nueva escala de medición de huracanes, pues con la actual de Saffir-Simpson, ya no fue posible otorgarle la categoría adecuada.
Para entenderlo debemos considerar sus topes: Categoría 1 vientos de 119 a 153 kilómetros por hora, Categoría 2 vientos de 154 a 177 Km/h, Categoría 3 vientos de 178 a 208 Km/h, Categoría 4 vientos de 209 a 251 Km/h, Categoría 5 vientos de 252 Km/h o mayores.
Este huracán azotó con furia la costa occidental de México con ráfagas de más de 300 Km/h, lo cual deberá hacer una nueva categoría o modificar la escala de medición a fin de ampliar los topes entre una y otra.
Si bien, con la misma rapidez con la que creció se degradó, no podemos dejar de reconocer que la atención que le brindó el gobierno, tuvo mucho que ver con la ausencia hasta esta hora, de vidas humanas directas perdidas, durante las horas de impacto.
No se puede negar que la campaña mediática surtió los efectos deseados, muchos abandonaron por inseguridad ciertos lugares expuestos, pero la magnitud de los daños, la sabremos con certeza el próximo lunes, cuando ya el recuento se haya hecho y cuando afloren los daños de infraestructura que sin duda serán cuantiosos.
Imposible negar que las medidas preventivas salvan vidas, tampoco podemos pasar desapercibido que el impacto en su radio de 20 kilómetros fue en zonas de menor población y que las cordilleras de la Sierra Madre Occidental hicieron el trabajo de contención suficiente para degradar el fenómeno.
En Tamaulipas sucedió algo similar en 1988, lo recuerdo bien pues fue el día de mi cumpleaños, 15 de septiembre, entró azotando la zona de La Pesca a 215 Km/h y destruyó edificaciones en los ranchos, siguiendo su paso hasta vaciar su líquido en la Sierra Madre Oriental, provocando una catástrofe enorme en la ciudad de Monterrey, quienes sin aviso previo, se enfrentaron a caudales enormes que rompieron el río Santa Catarina y se llevaron muchas vidas, algunas de tamaulipecos que habían huido de la posible catástrofe en nuestro Estado.
Hay una gran diferencia entre «Patricia» y «Gilberto», su tiempo de gestación, mientras el reciente fue de horas, el de 1998 fue de días, el tiempo sin duda logra acumular mayor energía y agua al trasladarse y por ende se convierte en mayor el peligro, falta ver que daños en deslaves y corrientes traerá consigo el recuento de los daños de «Patricia».
El gobierno mexicano no baja la guardia y sigue alertando a la población, pues podrían registrarse deslaves, deslizamientos de laderas, desbordamientos de ríos y arroyos o afectaciones y cortes en caminos y tramos carreteros, según lo advirtió el Servicio Meteorológico Nacional.
Esto a pesar de la campaña de desprestigio iniciada en redes sociales, donde incluso se aventuraron a decir, que todo el sistema preventivo estaba al servicio de la distracción, sin precisar el tema toral.
Algo si queda en claro, la presencia de «Patricia» borró por completo la telenovela de «El Chapo», esa que iba en sus primeros capítulos y que nos estaba preparando para lo inminente, es decir para la presentación del cuerpo inerte, golpeado en la cara, del enemigo público número uno en México y el más buscado por nuestros vecinos del norte.
Sin necesidad de extradición, los remanentes de «Patricia» en estos momentos en que escribo, se están depositando en Texas, allá vaciará su resto ante la presencia del frente frío número 8.
¿En dónde causará más víctimas? Eso lo sabremos el lunes sin duda, a pesar de ser un monstruo el que azotó este viernes, es conveniente recordar la historia, pues con menos fuerza se puede ser más letal, con menos alertas también y con mayor ingenuidad aún más.
Así que resultará interesante comparar los resultados de «PATRICIA» y «GILBERTO».

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