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OPTIMUS
Jorge Alberto Pérez González
18/10/2015
La farsa de la alternancia
A Egidio Torre Cantú no se le ve preocupado, más bien ocupado en el cierre de su ejercicio, recorriendo el Estado y rompiendo con el mito de la supuesta lejanía con sus gobernados.
Quienes sí se ven preocupados, son los adelantados, esa suerte de engendros políticos que suspiran por el poder por el simple afán de inflar el ego, de cumplir encomiendas o por la necesidad absurda de mostrar su falta de pericia política.
La alternancia se da aún cuando el relevo sea del mismo partido, pues lo importante no es el origen, sino los intereses que lo mueven, los soportes que lo impulsan y los recursos con que cuenta.
Hay quienes insisten en que tener antecedentes penales en el extranjero no es motivo para suspender intenciones, sin comprender siquiera que la simple sospecha es relevante para quienes tienen en su mano la decisión de votar.
Los liderazgos no se forman de la noche a la mañana, tampoco se inventan, ejemplos hay muchos y lamentablemente también, hay quienes echaron a perder su futuro, a pesar de tener un amplio respaldo popular y un currículo impresionante, por la simple y sencilla razón, de que nunca la usaron.
En el tablero de ajedrez se mueven los peones cuando inicia la partida, todavía no es tiempo de mover los alfiles ni provocar los enroques, pues la codicia del triunfo demuestra la inocencia de aquellos a los que les gusta jugar a las damas, sólo para impresionar.
La realidad estaba oculta hace tiempo, hoy está al alcance de todos, la educación era limitada hace tiempo, hoy es más alto el nivel educativo en el Estado, sin embargo la percepción es la misma, por la simple y sencilla razón de que ésta, no está supeditada a la escolaridad.
Adelantar los tiempos sólo produce desconcierto, baja de nivel el ejercicio de la política y provoca calenturas ajenas a muchos que suponen que siendo los primeros en mostrar su amor, alcanzarán el cielo de la buena voluntad.
Nada más alejado de la realidad; los regidores se convierten en contralores, las ex regidoras egresadas de la «UAT de Nuevo León» expresan su repudio de clase y surgen por otro lado, los émulos de «Los encapuchados de Chipinque».
Mientras la sociedad observa que todos se mueven en el mismo patrón, o más bien dicho, bajo las órdenes del mismo Patrón.
La anarquía, que es la ausencia total de estructura gubernamental en un estado, la persiguen aquellos que están comprometidos y no precisamente con ideales propios, sino con los de aquellos que rebasan la línea de la buena conducta sin el menor asomo de rubor en sus rostros.
Habrá que ver o cuando menos buscar, la mano que mece la cuna, los medios que utiliza para lograr su fin y quiénes son los incautos, (por decirlo de manera publicable), que son utilizados para sembrar el pánico, que hace mella más allá del territorio, que genera desconfianza, que aturde las conciencias y que limita el crecimiento.
El proceso electoral para fines administrativos ya empezó, la sucesión todavía no, lo que está viendo la sociedad es un caos que ahuyenta, que limita y provoca, que acota y excluye, que muestra la ambición desmedida, que encaja perfectamente en el género de la tragicomedia y como ya viene la edición 23 del Festival Internacional de Otoño, bien la podríamos titular: LA FARSA DE LA ALTERNANCIA.