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Óptimus


Xenofobia

4/11/2018 – Hace ya algunos meses escribí aquí sobre las razones que le asistían a Donald Trump en su tenacidad por construir su muro, excuso decirles los epítetos que me acarreó ese atrevimiento, pues aunque puse el ejemplo de la casa propia, es decir la de cada quien, en aquel entonces para los mexicanos la posición del presidente del país más poderoso del mundo era indefendible.
Sus expresiones ofendieron a todos los mexicanos, nunca entendimos porque debía de considerar “bad hombres” a todos los mexicanos que migraban a su país, nos pareció a todos injusto que los persiguieran y que les impidieran acercarse al sueño americano, olvidando que ellos, todos los migrantes, habían entrado subrepticiamente y sin su permiso, por la puerta de la cocina a su casa.
Lo que está fuera de la ley, siempre será perseguido, de eso no hay la menor duda, sin embargo tantos años de olvido de la intransigente ley, que por conveniencia norteamericana no fue aplicada, hizo que muchos se consideraran necesarios, recordemos que Fox dijo: “Los mexicanos hacen el trabajo que ni los negros quieren hacer”.
No soy dado a la especulación, pero sí me parece deleznable que cada que hay elecciones por el Congreso de USA, el tema migrante se convierte en nota de 8 columnas, todos recordamos a La Bestia, ese tren que circulaba desde el sureste de nuestro país hasta la frontera con USA con cientos de migrantes en su lomo diariamente.
Yo me pregunto, porque siempre me pregunto; ¿acaso era menos vulnerable México cuando esos migrantes los traían los pateros en contubernio con las autoridades de migración mexicana?
El origen es el mismo, Honduras, Nicaragua, El Salvador y Guatemala, lo que ha cambiado es la percepción de los mexicanos en general ante este problema que tiene años, perdón lustros, perdón décadas de ser igual.
Para entender el destino que persiguen, basta con ver en macro los números de inmigrantes a los Estados Unidos, cuya cifra en el año 2000 llegaba a la cantidad de 34,814,053 y en el último número registrado es decir el del año 2017, reporta un cantidad de 49,776,970 entre hombres y mujeres.
Tal vez a usted no le digan nada esas cifras millonarias, pero si dividimos la diferencia entre los 17 años, da un promedio de 880,171 personas por año, calcule usted cuántos de ellos cruzaron por la frontera mexicana en estos años del análisis.
Después de calcularlo, dígame usted si vale la pena ayudar a esos 6 mil de la primera caravana, más a los otros 2 mil de la segunda y a los últimos mil que ingresaron ilegalmente a México, pero que lo hacen escudados en ellos mismos, no utilizando a las mafias de la transmigración mundial.
Las imágenes que me transmiten, me permiten llegar a una conclusión, las condiciones en las que viven en su país de origen son inhumanas, los iniciadores no lo hicieron sin apoyo económico, por eso migran, porque tienen necesidad y miedo, nadie carga en el regazo a su hijo para caminar migrar y delinquir en un trayecto de miles de kilómetros a pie.
Los embozados que arrojan piedras y tumban rejas son unos cuantos cientos, que comparados con los miles de migrantes se convierten en solo una estadística, ya murió uno de ellos, de 26 años víctima de su imprudencia al colocar su cabeza en el viaje de una bomba de humo arrojada por la policía para contener el amotinamiento.
Duele más el joven que cayó al pavimento al ir colgado de un camión que por su cansancio perdió el equilibrio. Pero más nos motiva a comprenderlos, el nacimiento de Guadalupe una recién nacida ciudadana mexicana, hija de una pareja de hondureños que aún con el embarazo avanzado, busca en familia un mejor futuro para sus hijos hondureños y mexicanos.
Concluyo, el mexicano promedio tiene hoy la oportunidad de identificar la situación como lo que es, o como Donald Trump, pues el miedo, el desprecio y el odio a las personas que provienen de una nación o cultura diferente a la propia, (es decir a los extranjeros), se le conoce como XENOFOBIA.

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