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Jorge A. Pérez

8/06/15

NUEVA ERA

Los resultados electorales son el reflejo exacto de para qué sirve la guerra sucia en las contiendas de este tipo, sus alcances están a la vista de todos y no redituaron los resultados esperados, por una simple y sencilla razón, la sociedad entera rechaza ésta práctica y para quienes la utilizan se convierte en un boomerang de incierta trayectoria.
Así las cosas, los partidos tendrán que modificar sus estrategias a futuro, pues en menos de un año, tendremos campañas electorales y estas sí, con pasión, pues las alcaldías y la gubernatura mueven intereses más allá de la ideología.
El resultado en Nuevo León se convertirá en parte aguas, el modelo será clonado infinidad de veces, pues la sociedad despierta cuando se harta, cuando es mal atendida y cuando se percata de que quienes están, no están preparados para gobernar.
Muchas veces lo he consignado en este espacio; «Los cacicazgos se imponen cuando la sociedad lo permite», el ejercicio electoral del 2015 modificará para bien la forma de elegir al interior de los partidos a sus candidatos, de no hacerlo así, estaremos viendo el despertar de las bases.
Al pluripartidismo poco futuro se le ve, pues al añadir la figura del Candidato Ciudadano, se acotan los espacios para las rémoras de la política, pues los legisladores no advirtieron a tiempo de que estaban colgando una cuerda a una viga, con un hueco lo suficientemente grande, como para que cupiera el cuello de botella en el que convirtieron las designaciones de sus candidatos.
Por premiar el compadrazgo, por privilegiar los lazos sanguíneos, por pretender mantener el poder a toda costa, lograron alejar los principios ideológicos, también a la militancia efectiva y rompieron con la moral de los soldados, pues ahora el voto tiene un precio que no se paga en abonos.
La sangre brota cuando se vende el alma al diablo, eso no tiene remedio, la figura del demonio cambia con el tiempo y ahora porta cuerno de chivo, pistola oculta en la cintura, distribuye enervantes a los incautos y carretillas de billetes sucios a los ambiciosos, esos que no se contentan con vivir mejor ellos, sino que quieren que vivan mejor sus hijos, sus nietos, sus bisnietos y toda la parentela.
Ayer se exhibieron defectos, ayer se movieron conciencias, ayer se alzó la bandera de arranque para el siguiente proceso electoral, pues desde hoy se aspira a lograr contiendas alejadas de la guerra sucia, entendiendo ésta como la utilización de mentiras con fines electorales, pues de los archivos policiales existen evidencias contundentes.
La fuerza se mide en votos, las estructuras funcionan pero requieren de liderazgos reales, con carisma y con compromiso social, si esta es o no es la oportunidad de mejorar la selección, entonces no habrá otra oportunidad, porque bocones la sociedad ya no necesita.
Si el sistema político quiere recuperar la participación ciudadana, tendrá que modificar sus reglas, exigir mesura y castigar la mentira, esto solo aleja al ciudadano de las urnas y desprestigia en forma global el servicio público.
Lo mismo deberá suceder con el ejercicio periodístico, pues permitir notas sin fuente, sin investigación y sin documentos probatorios, desmerece el oficio y solo logra que se pierda el respeto.
Los partidos todos, bueno los que queden con vida, tendrán que exigir mayor atención donde gobiernan, mejores métodos de selección y desde luego una mayor responsabilidad en el arte de gobernar con cercanía ciudadana, pues estamos en la antesala de una NUEVA ERA

 

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