Nuestros Columnistas Locales
NOTICIERO
HÉCTOR MIGUEL CHÁVEZ
10/01/17
Regresamos de vacaciones:::
Plenos, descansados, con los mejores deseos para todos y con grandes propósitos de innovación volvemos a las actividades cotidianas:::
Hay mucho que comentar y lo iremos haciendo en el curso de los próximos días:::
Mientras tanto, un regalo para todos los lectores enviado desde la red:::
H. Matamoros, Tam.- Después de unas prolongadas y merecidas vacaciones, regreso nuevamente a las labores cotidianas con la columna Noticiero, y a partir de hoy recibirá usted conforme a lo acostumbrado.
Hay muchos temas de principio de año que iremos tratando en el curso de la semana, sobre todo en lo que corresponde a lo realizado en el 2016 y a los propósitos que se tienen entre los conductores de la sociedad para este 2017, mientras tanto, permítame compartirle a usted este regalo de año nuevo que circula en la red. Dice así:
Hola, soy el síntoma. Tengo muchos nombres: dolor de rodilla, grano, dolor de estómago, reumatismo, asma, mucosidad, gripe, dolor de espalda, ciática, cáncer, depresión, migraña, tos, gripe, dolor de garganta, insuficiencia renal, diabetes, hemorroides, y la lista sigue y sigue. Me he ofrecido como voluntario para el peor trabajo posible: ser el portador de noticias poco gratas para ti.
Tú piensas que quiero fastidiarte, todos piensan que quiero entorpecerles, hacerles daño o limitarles. Yo, el síntoma, intento hablarte en un lenguaje que comprendas. Que entiendas.
Me golpeas, me odias, con todo el mundo te quejas de mí, de mi presencia en tu cuerpo, pero no te tomas ni un segundo en razonar y tratar de comprender el motivo de mi presencia en tu cuerpo.
¿Qué haces tú? Me mandas a dormir con medicinas. Me mandas callar con tranquilizantes, me suplicas desaparecer con antiinflamatorios, me quieres borrar con quimioterapias. Intentas días con día, taparme, sellarme, callarme. Y me sorprende ver que a veces, hasta prefieres consultar brujas y adivinos para que de forma «mágica» yo me vaya de tu cuerpo.
¿Vas comprendiendo?
Para ti, yo el síntoma, soy «La enfermedad». Qué cosa más absurda. No confundas las cosas. Y vas al médico, y pagas por docenas de consultas médicas. Gastas dinero que no tienes en medicamento tras medicamento. Y sólo para callarme. Yo no soy la enfermedad, soy el síntoma.
¿Por qué me callas, cuando soy la única alarma que está intentando salvarte?
La enfermedad, «eres tú», «es tu estilo de vida», «son tus emociones contenidas», eso sí es la enfermedad. Y ningún médico aquí en el planeta tierra, sabe cómo combatir enfermedades. Lo único que hacen es combatirme, combatir el síntoma. Callarme, silenciarme, desaparecerme. Ponerme un maquillaje invisible para que tú no me veas.
La buena noticia es que depende de ti no necesitarme más. Depende totalmente de ti, analizar lo que trato de decirte, lo que trato de prevenir.
Cuando yo, «el síntoma», aparezco en tu vida, no es para saludarte, no. Es para avisarte que una emoción que contuviste dentro de tu cuerpo, debe ser analizada y resuelta para no enfermarte.
Deberías darte la oportunidad de preguntarte a ti mismo: «por qué apareció este síntoma en mi vida», «qué querrá decirme»?. ¿Por qué está apareciendo este síntoma ahora?, ¿Qué debo cambiar en mí para ya no necesitar de este síntoma?
Si dejas este trabajo de investigación, sólo a tu mente, la respuesta no te llevará más allá de lo que has hecho años atrás. Debes consultar también con tu inconsciente, con tu corazón, con tus emociones.
Por favor, cuando yo aparezca en tu cuerpo, antes de correr al doctor para que me duerma, analiza lo que trato de decirte, de verdad que por una vez en la vida, me gustaría ser reconocido por mi trabajo, por mi excelente trabajo. Y entre más rápido hagas conciencia del porqué de mi aparición en tu cuerpo, más rápido me iré.
Poco a poco descubrirás, que entre mejor investigador seas, menos veces vendré a visitarte. Y te aseguro que llegará el día en que no me vuelvas a ver ni a sentir. Al mismo tiempo que logres ese equilibrio y perfección como «analizador» de tu vida, tus emociones, tus reacciones, tu coherencia, te garantizo que jamás volverás a consultar a un médico ni a comprar medicinas.
Por favor, déjame sin trabajo. ¿O piensas de verdad que yo disfruto lo que hago? Te invito a que reflexiones, cada que me veas aparecer, el motivo de mi visita. Te invito, a que dejes de presumirme con tus amigos y familia como si yo fuera un trofeo.
Por favor, haz conciencia, reflexiona y actúa.
¡Entre más pronto lo hagas, más rápido me iré de tu vida!
Atte. El síntoma.