No posee nada pero ofrece nueva vida a través de oración

12/06/2017.- Con un altoparlante en mano y la Biblia en la otra, un hombre desafortunado recorre las calles cada día para alertar a la población sobre el fin del mundo, invitar al arrepentimiento y promover su afiliación a alguna iglesia, y si bien para algunas personas parece ser muy molesta su práctica, pocos saben que cumple una misión que parece sacada de una parábola del Libro de Job.

Renacer
Se trata de Martín López, un varón que intentó el suicidio hace 17 años tras un periodo de drogadicción, pérdidas de valores y abandono de su familia, que considera haber recibido una segunda oportunidad para ir por el buen sendero.

De noche ofrece sus servicios como vigilante, es su “labor terrenal”, y luego de descansar un poco donde le es posible porque no tiene casa, ya sea de madrugada o de día, anda de un lado a otro con sus pocas pertenencias a cuestas, en una bolsa, para predicar el contenido de la Biblia, es un evangelista que lo mismo comparte su fe y su visión en el puente peatonal de la avenida Pedro Cárdenas y boulevard Manuel Cavazos, que en el Hospital General, en el IMSS, o en la Peatonal.
“Dios me puso a prueba”, dice, por la situación complicada en que vive, sin embargo, no deja de predicar, su objetivo es llevar a los jóvenes su testimonio y la alerta por los peligros de los vicios, del mal camino. “Los tiempos son malos y hay que aprovechar bien el tiempo: joven, endereza tu camino”… es su mensaje.
Martín sintió diferente el llamado de Dios, su trabajo espiritual es personal, a voz de cuello, pues no buscó hacerlo en algún templo, sino en las “peseras”, en los hospitales y en las plazas de las colonias. “Soy la voz que clama en el desierto”, dice.

Su infortunio económico le da más oportunidad de predicar, pues se la pasa en la calle hablándoles a los drogadictos, a los “borrachitos” que encuentra. Pero también ha tenido la oportunidad de orar por policías, políticos, y personajes de la ciudad que se lo topan y le permiten darles su mensaje.

Viacrucis
Antes fue conocido como “El Botas”, de la “Primero de Mayo”, en su época de desviación, hoy lo llegan a juzgar loco por expresarse en público, de la zona peatonal lo corrieron por “molestar”, pero nada lo detiene, su labor continúa a pesar que pasa por agudas pruebas en su economía, prácticamente lo han despojado de todo, pero conserva su Biblia y un megáfono que le regaló otro religioso al verlo orar en público

Agencias

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