Agencias/El Bravo 24/04/15.- “Espero que el fin de mi existencia no me sorprenda repentinamente, sin realizar un par de proyectos muy avanzados, pero si está escrito, me daré por bien servido”, expresó hace apenas unos meses el caricaturista mexicano Sixto Valencia Burgos, creador artístico del célebre “Memín Pinguín”, quien ha puesto punto final a una prolífica existencia.
Era diciembre de 2014, lucía contento, la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara le rendía un homenaje con la entrega del Premio ‘La Catrina’, en el marco de su Encuentro Internacional de Caricatura e Historieta.
“Espero se me recuerde como un dibujante que brindó su arte para el sano entretenimiento de las familias y que dejó un legado cultural a México’, le dijo a la prensa que cubrió el evento y que reprodujo esas frases sin sombra de presagio.
Ayer a difundirse en redes sociales la fatal noticia, la misma que confirmaría Luis Gantús, su biógrafo, quien habló de un infarto y convocó a familiares, colegas y amigos a darle el último adiós en una agencia funeraria de la Zona Rosa.
Sixto Valencia Burgos, quien recorrió todos los géneros, desde la historieta histórica hasta el humor y las aventuras, y aún fungía como director del Museo de la Historieta Mexicana de la Ciudad de México, nació en Tezontepec, Hidalgo, en 1934, y se inició de manera autodidacta dibujando en maderos y pencas de maguey.
Pasó por varias publicaciones hasta que en 1962 llega su primer gran trabajo: ‘Milagros de Cristo’, con el cual empezó a trabajar con Yolanda Vargas Dulché (1926-1999).
Con ella consolidó una fructífera mancuerna profesional, a partir de 1963 cuando empezó a publicarse la revista ‘Memín Pinguín’, con argumento de ella y dibujos de él.
“Memín Pinguín es como mi hijo, yo le di forma, lo vestí, le di personalidad y un lenguaje propio, y eso es lo que al público le gustó y ha gustado’, dijo en alguna entrevista a la prensa, en la que destacó el medio siglo de publicado que cumplía su personaje, tatuado en la memoria de varias generaciones de México y del extranjero.
“Me ha dado el reconocimiento y la fama, y aunque he hecho más personajes, a él le tengo un gran agradecimiento por dejarse hacer lo que mi pincel quiso’, reconoció en su momento.
La publicación se vendió también en Colombia, Perú, Bolivia, Irán, Italia, Estados Unidos, Japón y Filipinas.
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Hacia el final de sus días, Valencia se mantenía como un hombre activo, que a sus 81 años seguía creando, y vivía preocupado por la industria de la historieta, a cuyo ‘boom’ él pertenecía, y lamentaba que ésta atravesara por una crisis, debido a que “la historieta prácticamente se ha acabado debido a la argumentación y a que editores ya no le apuestan a este género”.
Fue hasta 2010 cuando el simpático personaje regresó a los puestos de periódicos, en el marco de los festejos por el Bicentenario de la Independencia de México, con una historieta edición especial en donde se contó los sucesos que dieron inicio la lucha armada.
La figura de ‘Memín’ se refrescó en la FIL de Guadalajara, el año pasado, cuando su creador artístico recibió el premio ‘La Catrina’, en el marco de su Encuentro Internacional de Caricatura e Historieta.
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“Memín Pinguín es como mi hijo, yo le di forma, lo vestí, le di personalidad y un lenguaje propio”
Sixto Valencia