Modesta, ejemplo de mujer ‘luchona’

2/11/2016 – Ciudad Victoria, Tamaulipas.- A sus 75 años de edad, Modesta es un ejemplo de mujer emprendedora: lo mismo vende prendas tejidas a mano en su local, que dulces y refrescos.

Modesta es una hermosa señora de cabellos blancos. Pareciera que en su condición de tercera edad,  no espera grandes cosas, sin embargo trabaja como una chica de 20 “porque las mujeres de ahora ya no quieren cansarse y buscan el camino fácil”, según manifiesta durante la charla que tiene lugar en su local del centro de la ciudad.

Las manualidades que hace Modesta son auténticas y salen de su imaginación, están llenas de colorido; blusas y faldas tejidas, bolsas para perros chihuahua, fundas para celular; vestuario para mascotas, gorros tejidos, bufandas, vestidos y zapatos para niños Dios, ya comienzan a tomar forma en sus manos.

“Yo empecé a trabajar las manualidades cuando era una niña, empecé tomando cursos y hacía los monos de peluche. Me inspiraba en las nubes que a veces toman forma de animales y ya iba sacando el pajarito, el gato, un conejo, siempre tuve esa habilidad”.

El talento para las manualidades le permitió a Modesta sacar adelante a sus hijos, porque no tenía el apoyo de su marido que sólo le daba cerca de 10 pesos para el gasto, cantidad que no cubría ni los gastos de alimentación.

“Me iba a vender los peluches por las calles, hubo un tiempo en que tenían mucho éxito, he tomado diferentes cursos y todavía cuando algo se me dificulta voy para aprender a los grupos de manualidades del DIF”.

Una vida de sacrificio y sufrimiento para sacar a la familia a flote hace de Modesta una mujer ejemplar, más ahora en su condición de viuda continúa ganándose el sustento para mantenerse ocupada.

“Mi esposo murió hace unos años, permanecí a su lado porque antes no se podía uno separar tan fácil. Él bebía mucho y tenía otras mujeres, pero yo cuidé a mis hijos y les enseñé a trabajar. Me siento muy feliz de llegar a esta edad y poder hacer lo que me gusta, a veces me canso, pero luego pienso ‘qué voy a hacer encerrada en mi casa’”.

El apoyo de 65 y más lo invierte en la compra de la escasa mercancía que posee su local, un poco de dulces y chocolates, un poco de lencería, calcetines para niño, medias para dama, zapatos económicos y cigarros.

“Yo aún andaba en las calles vendiendo las prendas de tejido y otros productos, pero una de mis hijas me dijo que ya no quería que anduviera así y me rentó este pequeño local”.

Entre los comerciantes de la zona ha hecho buenos amigos, su carácter altruista es innegable porque ha levantado a muchos de las caídas de la vida, los ha rescatado del hambre y la sed.

“Mis hijos me traen tarde a abrir el local, abro a las 10 de la mañana y cierro temprano a las 4 de la tarde. No hay mucha venta, tengo una caja de zapatos de niño Dios lista para la temporada y también los vestidos y gorros”.

Agencias

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