Agencia Reforma 13/05/15.-De chocolate, maracuyá, caramelo salado o limón amarillo, los macarons son perfectos para acompañar la hora del té.
Estas galletitas de almendra con ganache o crema dulce exaltan las notas aromáticas y sabores de la bebida hecha a base de hojas y brotes de camelia sinensis.
«Habitualmente, pensamos en acompañamientos como sándwiches salados, scones, galletas o bocadillos dulces muy ligeros. Sin embargo, entre macarons y té es posible integrar un maridaje a plenitud», detalla Alejandro Zárate, sommelier de té del restaurante Temporal y miembro del Consejo Mexicano del Té.
El macaron integra toda la complejidad gustativa del té (negro, verde, blanco, oolong o pu-erh), que, muchas veces, resulta demasiado intensa para galletas o bollos dulces. Estos bocadillos son como conductores de sabor, agrega el experto.
Los de chocolate, por ejemplo, permiten potenciar las notas tostadas del hojicha (té verde tostado) y de blends aromatizados con esencias de vainilla y cítricos.
Bocadillos aderezados con praliné, caramelo o dulce de leche son perfectos para acompañar mezclas robustas de sencha (té verde japonés) e incluso tés negros de mediana intensidad.
«Funciona siguiendo los mismos principios del maridaje: potenciar sabores entre sí, contrastar ciertos aromas, agregar notas dulces donde hay amargos o ácidos donde el gusto es muy plano.
«Hay casos donde el sabor del macaron se intensifica al combinarse con el té y, otros, donde la unión resulta literalmente explosiva», señala Zárate.