María León: También he ido a un ‘table dance’


28/06/16.-En Sola, el más reciente video de Playa Limbo, la cantante María León demuestra su habilidad con el tubo. Antes de que su abuelo muriera, discutió con ella porque no le gustaba que se paseara por ahí con poca ropa. Aunque es una chilanga hecha y derecha, confiesa que cuando llegó a la CDMX nunca salía de casa después de las 6 pm.

-¿Qué haces antes de cantar para 3 mil personas?

-Utilizo distintos distractores para vencer los nervios, como calentar la voz y los músculos. También repaso en la cabeza alguna letra que me esté fallando.

-¿Todavía se te olvidan las canciones?

-Sí. A veces mientras estoy cantando, regreso sin querer al lugar donde empezó todo esto como un sueño, al cuarto en la casa de mis papás donde me imaginaba cantando delante de muchas personas, y entonces no puedo creer que 12 años después esté en ese lugar… ¡Y se me olvida la canción!

-Como artista, cuando ya no te preocupa que no llegue nadie a tu concierto, ¿qué es lo que te comienza a preocupar?

-Exactamente lo contrario. Produce más presión tener un teatro sold out, porque es gente que invirtió dinero en venir a vernos. Cuando has sido público tantas veces como yo, la responsabilidad de subirte al escenario pesa mucho.

-¿Sigues siendo público?

-Claro, por ejemplo de Eugenia León, Tania Libertad y Guadalupe Pineda. Cuando era chica mi abuelo decía: “si quieres cantar, tienes que ser como ellas, no quiero que andes por ahí encuerándote”. Pero yo me le ponía al brinco: “abuelo, es que una cosa no está peleada con la otra. Yo soy bailarina y también deseo utilizar mi cuerpo para comunicar cosas”. Fueron una peleas muy fuertes, que duraron hasta que mi abuelo murió.

-Cuando haces una fotografía sexy, ¿no te viene a la mente tu abuelo?

-Para él, que yo usara shorts ya estaba fuera de sus planes. Pero yo siempre trabajé en leotardo. A ver, no tengo un 90-60-90, pero sí un cuerpo saludable y aunque no tengo mucha bubi, así me amo. Creo que a los hombres les gusto más por admiración que por sabrosearme.

-¿Pero nunca te han sabroseado?

-Mucho, sobre todo en la calle. Es algo muy de hombres, si están en bola se envalentonan y te dicen cosas. Me parece muy primitivo.

-¿Será karma por cantar “Piérdeme el respeto”?

-(Risas) ¡Espero que no! Hay una parte del concierto en la que me bajo a cantar entre la gente y la primera vez que lo hice, pensé: ¡a ver cómo me va! He escuchado historias de gente a la que le jalan el pelo o que le agarran por aquí y por allá… Pero a mí me ha ido bien.

-Si te googleo, la búsqueda más popular es “María León en lencería”, ¿te incomoda?

-No, porque nunca me googleo (¡!) Lo bueno de hacer fotos así es que mucha gente que no conocía a Playa Limbo, le entró por buscar mis imágenes.

-Más de una década con el mismo grupo. ¿Por qué no te has enfermado del síndrome solista?

-Porque con Playa he podido cumplir mis necesidades artísticas sin necesidad de dejarlos. Sé que todos los proyectos tienen una fecha de caducidad, pero hasta ahora no ha sido nuestro caso.

-Hasta hornear pasteles.

-¡Sí! Me fascina la repostería. Quiero que la gente sepa que no tiene que dejar de comerse un postre para estar bien de salud. Por eso experimento con ingredientes saludables para hornear alimentos pecaminosos.

-¿Sexo, azúcar y rock and roll te definen?

-(Risas) Miel, porque nunca uso azúcar. Siempre sustituyo la mantequilla por aceite de coco y las harinas por avena molida… Tampoco estoy segura de que el rock me describa, pero el sexo sí. Soy sexo, miel y música.

-¿Cuándo encuentras tiempo para ti?

-En la carretera, porque me da tiempo para pensar.

-¿Por qué aprendiste pole dance?

-En mi primera clase dije: “no lo voy a lograr”. Pero soy muy necia. Está a punto de aceptarse como deporte olímpico y eso me motiva aún más.

-¿Alguna vez te contó “el primo de un amigo” lo que pasaba dentro de un table?

-No, porque yo misma he ido. Admiro a cualquier mujer que trabaja. Y muchas de ellas tienen historias de maltrato y de ser madres solteras.

-¿Cómo te sentó la llegada a los treinta?

-¡Pues igual que los veinte! No hay una sensación física diferente. Lo que hay son pensamientos distintos. De repente empecé a darles la razón a mis papás. Alguna vez a los 19 tuve ataques de ansiedad y tomé antiácidos, pero cambié mi alimentación y asunto arreglado.

-De esos 30, diez los has pasado con Playa Limbo. ¿Cómo sería tu vida si no los hubieras conocido?

-Antes de Playa estuve en un reality show y grabé un disco. Antes de ese reality, cantaba con mi guitarra en las plazas y antes, con mi abuelo en un restaurante. Así que si no los conociera de todos modos haría música.

-Cantaste con mariachi, seguramente comes tortas ahogadas y eres muy hermosa, ¿con cuál de los clichés tapatíos no comulgas?

-Bebo mezcal en vez de tequila. El día que llegué a la CDMX lo primero que dije fue: me van a asaltar. Nunca salía de mi departamento después de las 6 de la tarde y si no había comprado comida, ya ni cenaba.

-¿Hay algún titular en la prensa sobre ti que quisieras desaparecer de la faz de la Tierra?

-Parece que hay gente que se sienta detrás de la computadora y dice: “¿a quién le voy a arruinar la vida hoy?”. Me ha tocado estar en esas páginas, pero no me afecta. De todas las notas me muero de la risa, como de aquélla que dice que adopté un chango exótico (risas).

-¿Cómo te ven tus compañeros del grupo?

-Insoportable. Soy alburera y tengo una risa castrosa.

-¿Por eso tu Instagram es @sargentoleón?

-Sí, soy muy estricta y eso es un gran defecto. Todos los días salgo de mi casa con la idea de cambiarlo, pero me gana.

Agencias

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