Los Juegos del Poder

Maribel Villarreal

21/11/17

Los apuros del secretario

A principios de este mes se destapó una tragedia escolar. En la escuela «Josefa Ortiz de Domínguez» en Matamoros un niño de primer grado fue violentado por un menor de quinto año.
Los hechos se registraron en el módulo de sanitarios. La madre de la víctima detectó comportamientos extraños y el niño terminó revelando, a su escaso entender, lo que estaba ocurriendo.
La directora del plantel no supo qué hacer. La queja llegó al Centro Regional de Educación y su titular María Elena Flores se declaró incompetente. Se limitó a ofrecer la reubicación de la víctima a otra escuela.
Días después, un alumno de sexto grado llevó un arma a la primaria «Altair Tejeda» de Ciudad Victoria y amenazó a sus compañeros de clase.
Durante el turno escolar generó pánico hasta que finalmente los otros alumnos le dijeron a un maestro lo que estaba ocurriendo.
Ambos incidentes, con apenas unos días de diferencia, deben tener en alerta a la Secretaría de Educación Pública de Tamaulipas y en apuros al titular Héctor Escobar.
Los sucesos son graves, muy graves. También es sumamente grave que los funcionarios escolares no atinen a tomar ninguna decisión para prevenir nuevos episodios y regresar la tranquilidad a los alumnos y padres de familia en las escuelas donde se presentaron los hechos antes relatados.
¿Porque en la escuela de Matamoros, que es un plantel con servicio de tiempo completo, no hay protocolos de vigilancia?
¿Porque los maestros desatienden las aulas al grado de no saber de sus alumnos?
¿Porque los directivos y funcionarios ignoran cómo deben actuar ante estas u otras circunstancias?
A raíz de la desgracia en el Colegio Americano de Monterrey en enero de este año, las escuelas adoptaron medidas puntuales para garantizar la integridad de los alumnos.
La muerte de varios estudiantes y una maestra a manos de un alumno armado conmocionó al país entero y se supone que cambió para siempre los hábitos escolares de seguridad.
Tras aquellos inéditos hechos la «Operación Mochila» se puso de moda. En varios planteles de Tamaulipas se detectaron uno que otro artefacto dañino y algunas mínimas dosis de droga.
Todo refiere que la revisión cesó porque empezaron los problemas.
Con un niño violentado al interior de un plantel y con el peligroso antecedente de un menor armado en un salón de clases es obligatorio replantear los esquemas de seguridad y hacer que los docentes cumplan a cabalidad con su deber.
Los focos rojos están más que encendidos. La última palabra la tiene el secretario antes de dar margen a más desgracias.

 

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