Maribel Villarreal
19/02/2017
Políticos cumplidores
Bien dicen que los niños siempre dicen la verdad. Hurgar en sus
percepciones siempre es revelador y en la mayoría de las ocasiones nos
dejan grandes enseñanzas y lecciones de vida a los adultos.
Viene a colación el comentario porque en la sesión de clausura del Décimo Parlamento Infantil que sesionó en la Cámara de Diputados, en San Lázaro, niños de 10 a 12 años llegados de los diferentes Estados del país dijeron, sin tapujos, muchas verdades.
Desde tribuna cuestionaron la corrupción, la inseguridad, los privilegios
de la clase política. Con palabras simples arremetieron contra los
políticos.
«Investidos» como diputados en una convocatoria lanzada por el Instituto
Nacional Electoral, los pequeños legisladores confirmaron que no están
ajenos a la problemática nacional y las graves desigualdades que ahogan este país.
Previamente visitaron Los Pinos, la residencia oficial del presidente de
México, y Axel Romo la describió como una casa «lujosísima» lamentando que haya tanta pobreza en México.
Por Jalisco, Lucía Esquivias reclamó que no haya avances para los niños, que los niños no están mejor porque no hay mejor educación y tampoco ha bajado la violencia.
Pidieron sin rodeos que los políticos cumplan lo que prometen.
La niñez de México, la generación actual en especial, le tocó una época
diferente. Nacieron, y no conocen otro modo de vida, en un entorno de
incesante violencia. Han crecido escuchando, incluso presenciando
balaceras, enfrentamientos y muertos.
Se han acostumbrado a la incertidumbre de la inseguridad y muchos de
ellos son víctimas directas del fenómeno.
Niños reclutados por las bandas delictivas y convertidos en sicarios.
Miles de menores en el abandono por tantos muertos, desaparecidos y
desplazados. No hay parámetros para evaluar las secuelas psicológicas que dejará la violencia en esta generación.
El pasado 18 de enero, el país entero se sorprendió ante el relato de que
un estudiante de 15 años había baleado a una maestra y dos de sus
compañeros para después dispararse él mismo en el Colegio Americano de Monterrey.
No había antecedentes de un caso similar en México.
La violencia ya está en las escuelas, en los salones de clases. Los
incidentes de acoso entre estudiantes van en aumento y la agresión es una constante.
Escuchar a los niños es una urgente necesidad de los adultos y una
impostergable obligación de los gobiernos. Implementar políticas públicas que aterricen y atiendan los rezagos de la comunidad infantil y no dejarlo en buenas intenciones o en el agregado de discursos sentimentales propios del Día del Niño.
La crisis económica obliga a muchos menores a dejar la escuela y buscar opciones de empleo que se convierten en explotación y los condenan a una vida sin mayores oportunidades. La desnutrición también los aqueja con estadísticas que van al alza principalmente en las zonas rurales del país.
Tienen razón los niños del Parlamento en todos sus reclamos y en exigir
«que los políticos cumplan lo que prometen».
maribelvillarreal@hotmail.es