Maribel Villarreal
04/12/2016
Los pendientes del Presidente
El tiempo se agota y el gobierno del presidente ENRIQUE PEÑA NIETO tiene mil y un pendientes.
El uno de los pendientes tiene que ver con el caso Veracruz y la detención del prófugo (ya) ex gobernador JAVIER DUARTE DE OCHOA.
La época de corrupción e impunidad del veracruzano obliga a un final urgente que no puede ser otro que la detención y el enjuiciamiento del principal actor de la historia que padeció el estado vecino.
Una buena noticia se generó con la recuperación reciente de 421 millones de pesos, pero no es suficiente: el gobierno federal tendría que cerrar el último capítulo con un final ejemplar y un mensaje de justicia si quiere recuperar un “algo” de credibilidad.
No le vendría nada mal al presidente y es que según la más reciente encuesta de Mitofsky tiene la aprobación de apenas un 25 por ciento de los mexicanos.
El caso le pega directo al PRI y al Presidente, ya no se diga para la elección presidencial de 2018 sino más cercana aún: la elección de 2017, que además de las gubernaturas de Nayarit y Coahuila incluye la del Estado de México, la casa del ejecutivo federal y la entidad con mayor número de electores con casi 11 millones en el padrón.
Al fenómeno de la corrupción en México no escapa ningún político encumbrado. La percepción nacional incluye a todos los presidenciables y en un contexto de evidente resignación ya no se elige al más honesto sino al menos corrupto.
Detener y llevar ante instancias legales a Duarte es urgente para el Presidente y para su partido para ver si puede sumar votos a la causa electoral en un escaso margen que tiene en juego tres gubernaturas y la Presidencia de la República.
Hoy hace justo ocho días, en la sede nacional del PRI, con motivo de la toma de protesta a los flamantes consejeros nacionales llegados de todas las regiones del país, el Presidente presumió el nuevo México, los nuevos tiempos y el nuevo sistema de justicia penal, entre muchos otros “nuevos”.
En la novedad, los ciudadanos esperarían una nueva reacción del PRI y un nuevo compromiso presidencial, -como jefe político-, que bien podría iniciar con Duarte, pero continuar con todos aquellos ex gobernadores que están en la mira y que a pesar del descrédito público permanecen como militantes distinguidos.
No se puede ser nuevo con los mismos y haciendo lo mismo. No se puede hablar de nuevos si quedan pendientes los viejos vicios y las añejas prácticas.
El Presidente tiene la oportunidad de demostrar que sí hay novedad, pero tendría que hacerlo rápido, dentro del escaso margen que le permite el calendario electoral, porque de lo contrario en el pecado llevaría la “nueva” penitencia.
El apunte final: El solo anuncio de la salida de AGUSTÍN CARSTENS del Banco de México hizo caer la Bolsa de Valores y al peso mexicano y reactivó la posibilidad de regreso del ex secretario de Hacienda y Crédito Público, LUIS VIDEGARAY.
Si el presidente quiere “de vuelta” a su cercano amigo, necesitaría el apoyo del voto panista en el Senado.
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