Maribel Villarreal
6/11/2016
El nuevo gobierno a prueba
En la zona conurbada, la naturaleza refrendó que no tiene palabra. La
mañana del jueves la abundante lluvia sorprendió a las autoridades y
paralizó las actividades cotidianas.
Bardas, postes y vehículos cedieron a la fuerza del agua.
En el atípico fenómeno se acumularon 198 milímetros de agua en cinco horas, lo que representa el 20 por ciento de la cantidad de lluvia que
normalmente se registra durante todo el año.
En medio de la contingencia se activó el Plan DN III, se habilitaron
albergues y se inició la evacuación en algunas colonias de Madero,
Tampico y Altamira en una acción coordinada de las autoridades civiles y la Secretaría de la Defensa Nacional.
Alrededor de las 17:00 horas de ese día se anunció el arribo del
gobernador FRANCISCO GARCÍA CABEZA DE VACA para encabezar una reunión de evaluación.
Fue hasta poco después de las 21:00 horas cuando el mandatario logró
aterrizar en Tampico después de sortear los obstáculos del clima.
En recorridos por las colonias más afectadas, el Gobernador constató la
destrucción y las pérdidas en los hogares, convertidas en una verdadera tragedia familiar.
Ordenó el levantamiento de un censo y la Secretaría de Gobernación
atendió casi de inmediato la solicitud de declaratoria de emergencia en
los tres referidos municipios.
Todavía no hay una evaluación precisa de los daños aunque datos
extraoficiales hablan de 60 mil afectados.
El Gobernador escuchó las peticiones de ayuda de amas de casa y la amarga decepción de promesas incumplidas de los anteriores gobiernos.
En Altamira, le expusieron el imperante abandono y falta de mantenimiento en drenes que no se hace, dijeron, desde el gobierno de la ex alcaldesa Romana Flores ocurrido de 1997 a 1999.
Trascendió también la corrupción. La construcción y venta de viviendas en zonas bajas que colocan a los habitantes en constante riesgo.
El gobierno de Tamaulipas está ante una primera prueba; tendrá que
responder a la emergencia y marcar la diferencia de los gobiernos que ya se fueron.
La Declaratoria de Desastre por parte de la Secretaría de Gobernación es apenas el primer paso, ahora el Estado tendrá que enfrentar el nefasto burocratismo de la estructura federal que se impone hasta en los tiempos de desgracia.
Basta recordar el caso en Veracruz donde en 2010 se recibieron los apoyos del FONDEN por las lluvias suscitadas más de un año antes.
Más cercano aún la tardía entrega de recursos a los afectados por las
lluvias del huracán «Ingrid» en donde también se incluyó parte de
Tamaulipas. Llegaron dos años después.
Por lo pronto, el Gobierno del Estado tendrá que enfrentar la emergencia con un presupuesto agotado y sentar las bases con acciones de obra y mantenimiento que permitan aminorar el impacto destructivo de estos fenómenos.
Será la primera prueba del nuevo gobierno.
maribelvillarreal@hotmail.es