José I. Figueroa
18/06/15
Bola de «gueflojos»
Cuando dijimos que los diputados panistas se presentaban como otros parias, aviadores del Poder Legislativo por negarse a participar en comisiones y en las sesiones mismas nos quedamos cortos.
Y no solo por el hecho de que luego agregaron a su abulia el retiro del órgano de gobierno de ese Poder igual entre lloriqueos por “la falta de democracia y desconocimiento del interés ciudadano”.
El posicionamiento que ayer quiso hacer el coordinador de la bancada panista en el Congreso Local FRANCISCO ELIZONDO pretendiendo presiones “más arriba” hasta el Ejecutivo igual tampoco era de su autoría.
Evidentemente se lo dictó el senador de los cuernos caídos.
Claro que para los panistas que abandonaron la sesión de la semana pasada en que se aprobó la reforma político-electoral era mas fácil hacer eso que quedarse a debatir, elevar sus inconformidades y votar en contra de lo que no estuvieran de acuerdo.
Pero ni de ello estaba ciertos.
Y no, no fue una postura de partido, puesto que dos integrantes de la bancada se quedaron a la sesión y votaron a favor de las reformas consensadas entre las demás fuerzas políticas representadas en el Congreso incluidas algunas de su propia autoría.
La diputada BELÉN ROSALES hasta se atrevió a pretender justificar su ausencia de la sesión a través de las redes sociales aclamando a su embarazo pero echando pestes contra los consensos de quienes sí fueron a la sesión.
El posicionamiento panista de ayer reivindica aquellos señalamientos a su flojera, cuando que habla de generalidades y sigue evidenciando su desconocimiento del verdadero contenido de la nueva legislación electoral aprobada y publicada en el Periódico Oficial del Estado el fin de semana.
Ellos se quedaron en la cantaleta del 3 por ciento de votos para tener derecho a registro y escaños legislativos -su verdadera pelea por conservar y aumentar lo que no ganan con triunfos en las urnas- y juntar las tres elecciones locales para empatarlas con las federales.
Y sin embargo, evidentemente ni la ley a como quedo han leído pasado el tiempo.
Por eso no saben que en efecto, el partido estatal que no reúna el 3 por ciento de la votación en una elección constitucional perderá su registro y prerrogativas, como ellos pedían para los partidos nacionales.
Desconocen igual otros temas torales que a nivel federal fueron motivo de debate intenso cuando se acordó la reforma federal y no pocos que en el orden local estuvieron en el escrutinio publico; no les alcanza en su abulia -a los panistas- para identificarlos y dimensionarlos.
Se quedaron en el discurso y la declaración sobre la paridad de género pero, primero porque no estuvieron en la mesa de los acuerdos, después porque inasistieron a la sesión de su aprobación y finalmente porque ni siquiera han leído la Constitución y las nueve leyes reformadas en esta materia, desconocen sus eventuales alcances.
La paridad de maras se menciona en dos momentos de la Ley Electoral, pero nada tiene que ver con las frases hechas de moda, esas que con pompa y ritmo hablan de “horizontalidad y verticalidad”.
En el primer apartado cuando se habla de los partidos se señala que estos deberán procurar la paridad en sus órganos y en las candidaturas pero literalmente hace obligatoria su aplicación en la nominación de candidatos a diputados locales.