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Los Hechos
La fábrica de votos
6/12/2018 – “¡Me canso ganso!, dijo un zancudo, cuando volar no pudo, una pata se le torció y la otra se le hizo nudo, luego le dio la tos y hasta se quedó mudo y ya mejor no le sigo, porque luego yo sudo”.
Esa es la frase completa inmortalizada por GERMÁN “Tin-Tan” VALDÉS en su película de 1947, El Niño Perdido.
Ya que si luego el vox populi la convirtió en otro alarde de poder y a últimas fechas el hoy presidente de la República, ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR la hizo reto en su boca, ese es otro cantar.
Entre las reculadas del primer mandatario de la nación, ahora que ya anda en esas, la última fue el desistir en la intención de que los delegados generales o coordinadores de los programas sociales en los Estados, encabecen los Consejos estatales de seguridad pública.
“Que sea el secretario de Seguridad Nacional quien nombre a los Secretarios Técnicos”, pareció conceder a la petición de los gobernadores de las entidades federativas.
Todavía está en el tintero el tema de la Guardia Nacional y el Mando Único, a lo que también se resisten los ejecutivos locales y de eliminar la figura de los “superdelegados”, definitivamente no… “se cansa, ganso, el zancudo”.
Esas siguen siendo “minucias”, frente a la intentona por reducir los presupuestos federales para los Estados, que según la diputada federal panista reynosense, NOHEMÍ ALEMÁN, alcanzaría niveles de un tercio de lo hasta ahora ejercido.
La justificación de ajustar en esa medida los presupuestos de las demás dependencias centrales, para canalizarlo a través de la nueva Secretaría de Bienestar Federal, particularmente en programas como el pago a ninis, estudiantes y adultos mayores, no parece tan descabellada, si no se va a su inspiración electorera.
En todo caso, serán otros programas los que se verían impactados, como los de la producción primaria, también refiere la Secretaría de la Comisión de Agricultura, aunque se supone los anunciados “precios de garantía”, compensarán el ingreso del campesinado.
En el aquí y ahora, para los efectos prácticos de las administraciones estatales, lo más preocupante es, cómo esos pretendidos recortes vayan a impactar en el flujo de las prerrogativas federales, que componen más del noventa por ciento de sus ingresos.
Una cosa son las obras y programas federales y otra la participación fiscal federal para los Estados, que es la que sustenta su operatividad en el sistema recaudatorio nacional que concentra el grueso de los impuestos en la federación y luego regresa una parte a los Estados.
Impactar en un 30 por ciento el presupuesto federal para Tamaulipas en ese rubro, sería hablar de más de 15 mil millones de pesos en reducciones para el año entrante y si partimos que cerca de la mitad del presupuesto general, el Estado solo lo ve pasar camino de las nóminas de educación y salud, entonces el impacto sería fulminante para la operatividad gubernamental doméstica.
Ya no pueden andar con ocurrencias ni terciando intenciones, estirando la tensa liga de la gobernabilidad y el pacto federal.
Si se cansa el zancudo -como dijo al ganso-, que no sea por falta de alas y patas torcidas, tos y mudez… y aunque “le sude”, haga y diga lo que tenga que hacer y decir, solo para cumplirle a las expectativas ciudadanas.
Aquellas indefiniciones por lo pronto tienen en ascuas a las autoridades estatales que no saben a ciencia cierta en qué medida van a considerar la concurrencia federal en la Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos.