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Los Hechos


El zumbido y el moscardón

27/09/2018 – Nunca he sabido el motivo por el que a las “zonas de tolerancia”, reductos donde se permitía la práctica del “más viejo oficio” y cuya más longeva vigencia se ubicó en las chulas fronteras del norte, se les llamaba “zumbido”.
En el anecdotario del gremio, la generación recuerda las pláticas que alguna vez publicó el célebre y recordado maestro, don PANCHITO VALDEZ, de cuando siendo menor, su hija, mi comadre que en paz descanse, CECILIA, hizo que su maestra le requiriera en la escuela.
¿Por qué le dijiste a la maestra que trabajaba tocando la tambora en “el zumbido”? contaba don PANCHITO, le reclamó después a su retoño; “es que me dio vergüenza decir que eras periodista”, habría sido la respuesta.
Vergüenza y todo, pasados los años la CACHILA fue a la universidad, estudió y se dedicó al periodismo, por el tiempo que el Creador nos la prestó.
No vamos a dilucidar aquí si la escena aquella fue o no real; fue, sí, una de las tantas historias con las que en su tiempo nos deleitó don PANCHITO y hoy sirve para aclarar a quienes andan preguntando por las acepciones, conjugaciones y los tiempos del verbo “zumbar”.
El maestro JAVIER DARÍO RESTREPO, asienta que El Zumbido y el Moscardón -título de dos de sus publicaciones bibliográficas- son tan intangibles e indisolubles, como la ética y el periodismo, en el camino a la excelencia.
En el tiempo y el espacio, se encontraba en medio de una sesión de la Cámara Alta, primer baluarte de la defensa de los derechos individuales, la dignidad y esencia de la mujer, donde comparecía el secretario de Hacienda del país, debatiendo las políticas públicas económicas nacionales.
Contextualmente, por estos días ahí también se dirime la composición de la flamante Cámara, en lo que hace al reparto de las comisiones y oficios políticos y administrativos, que a los partidos y los personajes concurrentes corresponde.
En ese universo, vale preguntarse quién fue el autor de la impresión gráfica sobre el fugaz contenido en la pantalla del aparato móvil del legislador, que varios medios de comunicación publicaron, firmándolos como “propios”.
Al “corral de prensa” en las galerías del recinto camaral, tienen acceso alternado los profesionales de la lente de los medios acreditados y de los propios trabajadores de la comunicación social institucional.
La novatada fue de uno… la “largueza” fue de otros “colegiados” de facto, presuntamente influenciados por intereses predecibles.
Las disculpas puntuales por los excesos verbales y alusiones personales ya corrieron; las repercusiones están en tránsito y dícese, serán de largo aliento y amplio espectro.
Veremos y diremos.
En el Palacio Legislativo tamaulipeco, cuyas galerías son de libre acceso, en el pasado hasta el líder camaral fue sorprendido en pleno, con diálogos “incómodos”, desde la pantalla de su celular por reporteros gráficos; aunque a algunos se les olvida, los más “aprendieron la lección”.
Por el Congreso local precisamente, ayer en la última reunión de trabajo de la Diputación Permanente que se disuelve, con el inicio del siguiente periodo ordinario de sesiones la semana entrante, entre varias reformas se aprobó el dictamen para la creación de dos nuevas comisiones.

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