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Los Hechos


El embrujo invertido

27/08/2018 – Cuando se menciona “el cuarto caso” en los corrillos judiciales, la voz se apaga y corren las escusas… es cuando el rumor se enciende.
Si la nota la hubiera publicado la amarillenta revista policiaca ochentera “Alarma”, el titular en “tipo madera” -120 puntos- ocuparía media portada anunciando un “Macabro Hallazgo”.
De ahí, las variantes para el escándalo podrían catalogarse de “interminables”, entre el qué, quién, cómo, dónde, cuándo y por qué, elementales de la información.
Pero como los hechos se consumaron en el sigilo de las desiertas noches de la capital tamaulipeca, de ellos no se reportó registro en el parte policiaco, ni comunicación oficial alguna al respecto hubo, pocos vestigios y muchos dichos terminaron por dibujar la escena.
La sorpresa asaltó primero a comerciantes y transeúntes, burócratas y funcionarios que, en la semana inglesa inundan el entorno geográfico del corazón, del corazón de Tamaulipas.
Ahí, frente a la sede del Poder Ejecutivo Estatal, cruzando la calle del mismísimo 15 Juárez, con la semana amanecieron los accesos de diferentes construcciones con sellos de la procuraduría, anunciando su clausura.
Un negocio-franquicia de una cadena de alimentos “saludables” y una casona de la primera mitad del siglo pasado exhibían en puertas, ventanas y portones los pegotes censores de la autoridad.
El barullo no se dejó esperar, de comensales a oferentes, de ida y vuelta, en todo el perímetro, del Palacio de Gobierno al Centro Cultural, en la Plaza de Armas y sus calles convergentes por donde pululan los comederos para todos los gustos y bolsillos.
“Hubo un operativo -se repetía- y dicen que encontraron drogas, armas y quién sabe qué más”, de entrada fue la versión más repetida de puesto en puesto, extensivo a los corrillos palaciegos y a los despachos mismos.
Con el paso de los días y la ausencia de la información oficial, la versión aquella “se fue enriqueciendo”.
El “quién sabe qué más” se convirtió después en un tema “escalofriante”, de esos a los que son asiduos consumidores los mentideros victorenses.
“Ahí había un hechizo muy grande…y era contra los de enfrente”, entonces era la versión más socorrida que animaba el vecindario.
El tema policiaco pronto brincó al campo de la política electoral y partidista: por eso perdieron los panistas, concluían ahora los hurgadores de la tenebra.
El “gran hallazgo” en la casona del 15 Juárez, aseguraron esas versiones, fue un altar desde el que se lanzaban hechizos contra personajes del poder, entre otros particulares.
“Ahí estaban, rodeadas de velas negras, entre otras, las fotografías invertidas -DE CABEZA-, de sus hermanos, del hermano político y del que decía -quien ocupaba las propiedades- era su hermano por adopción, el dueño del lugar, así como del secretario General de Gobierno, César Verástegui”, fue el rumor más amplio y sintetizado.
Las actuaciones ministeriales se han sucedido las últimas semanas, igual en el más completo sigilo ministerial y de los trascendidos solo se habla de una detención que no se dio en el lugar del primer hallazgo.
Los dichos de boca en boca siguen siendo la constante, y el escándalo no cesa, igual a soto voce.
Cuando se menciona el caso en los corrillos judiciales, la voz se apaga y corren las escusas… es cuando el chismerío se alborota.
Tanto tiempo le llevó a CHUCHÍN DE LA GARZA DÍAZ DEL GUANTE llegar a la alcaldía, que cuando finalmente la alcanzó, pronto olvidó por qué la había logrado y ahí sigue extraviado, cuando ya se le acabó su tiempo.

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